No nos hagamos... gobernador Rocha

Opinión
/ 14 agosto 2024

El gobernador Rocha es un mal político, aunque se escuda en el argumento de que está en el oficio porque su líder y jefe, Andrés Manuel López Obrador, le pidió ser candidato a gobernador. Mal político por todas las razones, incluso aquella oprobiosa invitación al Presidente a buscar su reelección; por los resultados, porque el estado vive una pax narca por la ausencia de autoridad, y porque tuvo la osadía de confesarle a un periodista de jerarquía, “no nos hagamos pendejos, aquí todo mundo sabe cómo está la cosa. Yo fui y hablé con ellos, los conozco porque soy de Badiraguato. Y yo fui a pedirles su apoyo. Quien te diga que quiere gobernar Sinaloa y no tiene el visto bueno de ellos, te miente”. Para él no se puede hacer política, campaña y gobernar sin acuerdo con los jefes de los cárteles. ¿Pensará el gobernador lo mismo de sus pares o hasta del mismo Presidente?

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A López Obrador lo mueven sus filias y sus fobias. Los errores o debilidades de los propios son generosamente aceptadas. Las fobias se vuelven odio que le lleva a extremos de crueldad. Las filias son parte de un cálculo de guerra, al igual que sus fobias. Por eso no hay castigo a los de casa, más allá de un distanciamiento ocasional como ocurrió con Ricardo Monreal, Santiago Nieto, Eréndira Sandoval, Gabriel García y otros. El registro del odio es público y entre sus objetivos nunca han estado los criminales, sino periodistas o intelectuales independientes y opositores.

Ante la gravedad de lo ocurrido en Sinaloa con la detención/entrega de “El Mayo” Zambada y Joaquín Guzmán López, como es su costumbre, a los asuntos legales el Presidente les ofrece una salida política. No importa el registro que deja cuando el líder de Morena y los gobernadores afines públicamente apoyan a un gobernador confeso periodísticamente de que él hace política y gana elecciones con el acuerdo y aprobación de los jefes de los grupos criminales. La incredulidad o el cinismo de los mexicanos significa que no tenga mayor consecuencia, a pesar de la evidencia del drama que implica tal connivencia, además de que expone al país en su dignidad, como muestra la detención en territorio norteamericano de “El Mayo” y Guzmán López.

El gobernador Rocha se muestra indignado por la sospecha y se le ve convincente. Puede ser auténtica y no impostura su reacción, porque no tiene la menor idea de su responsabilidad pública, que es combatir a los criminales no convivir con ellos, como es el caso, y que se comprueba con su afirmación compartida al periodista “no nos hagamos pendejos”. “El Mayo” contaba con protección de las policías estatales. En la desesperación, las autoridades estatales divulgan el video sobre el presunto homicidio de Héctor Melesio Cuén; resulta obvio que se trata de una ejecución y no de un intento de robo, como se dijo a manera de encubrimiento. Es difícil que las autoridades actúen sin instrucción política en tema tan delicado. Se mintió; ahora la FGR debe esclarecer y actuar contra las mismas autoridades que tergiversaron los hechos y que de alguna manera confirma el escrito de “El Mayo”.

No nos hagamos pendejos aplica a muchos asuntos de la tragedia nacional. Allí está la denuncia de los limoneros por la extorsión de la que son objeto, nuevamente en paro porque a pesar de las promesas de las autoridades no han disminuido, se han incrementado. Como también están los aguacateros y los comerciantes en muchas partes del país. Ciertamente, al igual que antes, el país tiene sed y hambre de justicia.

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No nos hagamos pendejos es el monumento nacional al cinismo. Una manera de justificar lo inmoral y lo ilegal. Una forma de decir todos lo hacemos; es el desdén a la ley, es una manera de convocar a la aprobación social sobre lo indebido e ilegal. Son los nuevos tiempos, es el exceso de significado de la falsa cruzada moral del régimen y la aprobación del gobierno, y los votos consignan que da resultado. La sociedad hace propio el no nos hagamos pendejos.

El deterioro de la vida pública es evidente y va creciendo por la ausencia de sanción social. Para el caso concreto, la única manera de blindar de sospecha al gobernador Rocha, no son los gobernadores conversos en abajo firmantes, sino la elusiva verdad, tarea rigurosa e imparcial de las autoridades investigadoras, sólo de ellas.

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