Otra historia de terror

Opinión
/ 25 febrero 2025

Plácido Garza detona algo distinto a sus temas habituales, para despedirse de febrero

Les platico:

Era un micro organismo parásito adherido a las paredes.

Permanecía inmóvil hasta que al detectar cualquier movimiento, se activaba.

Podían pasarse días o semanas completas, e incluso meses, y si no había movimiento, el organismo aquel no se movía.

Dos hombres buscaban algo que robar en un edificio y se introdujeron por una grieta en el techo.

Estaba completamente oscuro pero al encender una linterna alcanzaron a ver un enjambre de pequeñas partículas amarillas adherido a las paredes.

Como no encontraron nada de valor, quisieron salir de ahí desandando los pasos por donde habían entrado.

Al apoyar las manos contra las paredes notaron que lo que ellos creían que era como un aislante contra el brutal frío exterior, se estaba moviendo.

Al tentar las paredes dieron con un interruptor que repentinamente llenó de luz a aquel lugar.

De golpe se dieron cuenta de que aquel enjambre amarillo cubría totalmente paredes, piso y techo.

Se quedaron petrificados de terror al ver eso y cuando dejaron de moverse por unos segundos, el enjambre también se detuvo.

El instinto los hizo ponerse de nuevo en movimiento y en respuesta, el enjambre también.

Comenzó a reptar por sus zapatos y enfebrecidos de horror, alejaron sus manos de las paredes.

Pero el enjambre estaba ya en sus pantalones y comenzaba a devorar la materia.

El grito que soltó uno de ellos al sentir las microscópicas mordeduras de los bichos, llenó de miedo el lugar.

Conforme buscaban el techo por donde habían entrado, sus movimientos se volvían frenéticamente desesperados.

Lo mismo sucedía con el enjambre, por el hambre voraz de casi un mes sin comer.

El último grito de uno de aquellos infelices se ahogó en el silencio, que solo era roto por el militarizado movimiento de los parásitos.

Hasta que la quietud se hizo total y los embates finales del enjambre, tocaron con sus patas, bocas y manos ensangrentadas, el interruptor.

Entonces, la oscuridad volvió a apoderarse de aquel lugar.

El enjambre dejó de moverse y, saciado su apetito, se quedó otra vez estático, esperando la oportunidad de ponerse otra vez en acción...

Cajón de Sastre:

- Espero que esta noche mis queridos lectores tengan un plácido sueño.

- Mañana, cambio completo de programa, sin faltar el incomparable Iván y toda la Compañía.

COMENTARIOS

NUESTRO CONTENIDO PREMIUM