Palabras para ser guardadas

Opinión
/ 30 agosto 2023

Recibí ayer un mensaje que me alegró profundamente. Sucede que escribí un artículo a propósito del concierto que Guadalupe Pineda, extraordinaria cantante y gentil dama, ofreció el pasado jueves en el Teatro de la Ciudad con la presencia del alcalde, ingeniero José María Fraustro Siller, que tan magnífica labor está llevando a cabo en beneficio de Saltillo, y la presencia también de su talentosa colaboradora, Lety Rodarte, a quien tanto debe la cultura de nuestra ciudad.

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He aquí el texto de ese amable mensaje firmado por Guadalupe Pineda:

Muy admirado don Armando:

A veces los tiempos no son los adecuados para contestar con calma lo que se debe contestar. Hubiera querido escribirle inmediatamente después de llevarme hoy la sorpresa, al leer su artículo como hago todas las mañanas, de mirar mi nombre en el encabezado. Sentí un vuelco en el corazón al verme en una columna tan importante como la suya. Por eso dejé que pasara casi todo el día para escribirle.

Quiero decirle desde el fondo del alma, con el corazón: gracias por sus bellas palabras; por haber escrito sobre mi persona y mi trabajo. Este otoño cumpliré 50 años de trayectoria, que he tratado de llevar con dignidad y entrega a mi pasión, que es cantar. Como a usted, a los juglares nos enamora el andar los caminos, y seguimos esa senda a pesar de todas las vicisitudes.

Su asistencia al concierto me llenó de una gran alegría y una gran emoción. Doblemente agradecida con usted por estar allí en momentos que sé han sido difíciles. Conocer a su hijo Javier fue un gusto para mí. Qué bueno que tenga a su familia siempre cerca. Ése es balance fundamental y necesario para conservar el equilibrio quienes, como usted y yo, tenemos la fortuna de ser reconocidos públicamente.

Como le dije esa noche ante la gente que fue al teatro, tengo en mi buró su libro “México en mí”. Con él me ha hecho usted reír, viajar, sorprenderme, conocer más a nuestro país. Usted es el Cronista no sólo de Saltillo, sino de México entero.

Reciba un gran abrazo, don Armando, con mi cariño y mi admiración. Y, nuevamente, gracias por ese regalo de vida que me ha dado. Ya puedo decir que empezaron los festejos de mis 50 años de carrera.

Guadalupe Pineda.

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Imposible es agradecer palabras tan generosas, y más cuando provienen de una persona de tan elevada calidad humana como es esta maravillosa artista mexicana. Aun con esa imposibilidad le envío mi agradecimiento a Guadalupe Pineda, queridísima y admiradísima. Expreso también mi gratitud al público que asistió a ese inolvidable recital, pues cuando mi nombre fue mencionado me tributó un cariñoso aplauso que parecía no iba a terminar nunca y que me conmovió hasta el punto en que no pude contener las de San Pedro, como se dice para no decir las lágrimas. ¡Qué bondadosa es conmigo la gente de Saltillo! Me esforzaré en dedicar lo que me quede de vida –la que quiera darme Dios– a tratar de merecer ese afecto. Mientras tanto reciban mis paisanas y paisanos mi reconocimiento más sincero y profundo. Su aplauso fue fruto de su bondad, no de mis merecimientos.

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