Para la Libertad
La Declaración Universal de los Derechos Humanos considera, a la libertad, como un piar invaluable y un valor intrínseco e inalienable de cada ser humano
La Libertad es la voluntad de ser responsables ante nosotros mismos.
Friedrich Nietzsche
La palabra Libertad suele confundirse, olvidarse, tergiversarse y desvalorarse todos los días.
Parece plana de ortodoxia, que solo se enseña desde pequeño y se repite al pasar de los años en la instrucción, en anuncios, panfletos, declaraciones y leyes.
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La Declaración Universal de los Derechos Humanos considera, a la libertad, como un piar invaluable y un valor intrínseco e inalienable de cada ser humano. Precisando, el instrumento fue adoptado por la Organización de las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948. Respecto a este instrumento internacional, han existido discrepancias de criterios en torno a su carácter vinculatorio; en virtud de su naturaleza declarativa, sin embargo, en la práctica no resulta factible negarle validez jurídica, ya que forma parte de los estándares universalmente compartidos en la materia.
Desde filósofos como Demócrito o Aristóteles se plantearon el concepto de libre albedrío; pero no fue, sino hasta Tomás Moro o Emmanuel Kant, quienes plantearon definiciones y pensamientos, que hoy siguen formando parte del pensamiento filosófico liberal.
Todo mundo dice y todo mundo damos por sentado la palabra Libertad, cuando en realidad, son pocas las personas que se cuestionan sí, nos encontramos en una verdadera Libertad, o solo somos cómplices de lo que pocos dictan que es el concepto. Dicho sea de paso -y comenzando con el pie derecho- el 23 de enero se celebra el Día Mundial de la Libertad, con la finalidad de enaltecer este derecho universal.
De manera coloquial, la libertad es concebida como un derecho humano fundamental de las personas, referido como la facultad de los individuos para elegir su forma de vivir, pensar y actuar en sociedad de manera responsable, sin coerciones ni obligaciones. En otras palabras, es la capacidad que tienen las personas de actuar por su propia voluntad, basado en el respeto hacia sí mismo y a los demás.
Hoy me muestro escéptico con la celebración de este día, y si su calendarización realmente tenga los efectos deseados. En el Día Mundial de la Libertad, se pretende resaltar esta modalidad de pensamiento y acción, de vital importancia para los individuos y las sociedades de todo el mundo.
Søren Kierkegaard (filósofo danés) escudriña, con gran inquietud, la concepción sobre la libertad humana. El filósofo danés parece acercarse a un entendimiento de la libertad como un “trascendental personal”, al afirmar su irreductibilidad al libre albedrío. No obstante, mantiene la libertad en el plano categorial, puesto que la vincula a la voluntad humana.
Los expertos e intérpretes de Kierkegaard vinculan la libertad, por un lado, con la posibilidad, y por otro, con la necesidad. Para unos, ser libre sería elegir de entre posibilidades; para otros, en cambio, sería escoger lo mejor, para que la libertad deviniese necesaria...
Por otro lado, con Jean-Paul Sartre (filósofo francés) se elimina la idea teológica, sobre todo del concepto, para definir al hombre. El hombre no está determinado originalmente. Él existe y existe significa que él es el creador de su existencia: el hombre es y se convierte en lo que hace con él, es decir, se convierte en los actos que realiza y que ha elegido libremente, ya que no está determinado por ningún tipo. Él es absolutamente libre. Pero esta libertad implica el siguiente fenómeno: dado que es libre, sus elecciones también lo son, por lo que es responsable de lo que se enfrenta a sí mismo y a los demás... el hombre se encuentra exento de toda determinación.
No es el día, es el concepto de Libertad lo que nos convoca a asegurar, un futuro donde la autonomía y la dignidad prevalezca en todas las sociedades. Es un concepto abstracto, pero que impulsa a la justicia.