¿Podrías disparar como una Oxalis corniculata?

Opinión
/ 16 julio 2023
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Allí estaba la imagen, una pequeña planta con sus vainas vellosas a la que le pasaron una delgada rama y luego se le veía disparando sus semillas. Oxalis corniculata se llama. Y es conocida como lengua de vaca tal vez por las vellosidades un poco ásperas de sus vainas.

Pues era este ser abriendo sus vainas, como escupiendo las semillas gracias a un resorte de filamentos que hay en el interior.

A esta capacidad los botánicos le han llamado dispersión balística de semillas. Y no, no es para atacar ni para declarar la guerra, es su mecanismo de reproducción y supervivencia. Esto le permite llegar a nuevos espacios y sobreponerse a la competencia de territorio.

Lo que para otros seres pudiera leerse como condiciones inconvenientes, como el andar de un animal que la rozara a su paso o la caída de robustas gotas de lluvia sobre ella, son elementos favorables que permiten que active un mecanismo interno desenredando filamentos que expulsan a las semillas con tal fuerza, que abren la vaina y se dispersan con velocidad en distintas direcciones.

¿Será que este sería el único modelo deseable de dispersión balística en el sentido general de crear y no de destruir? El ser humano lo que sí pudo crear en 1718 fue una ametralladora; para eso usó el intelecto el británico James Puckle. Su modelo estaba compuesto por un tambor que se activaba con una manivela y alcanzaba los 63 disparos en siete minutos. Y no, por más que se adore la perfección de un metal que contenga mecanismos con fines bélicos, ninguna máquina de guerra tiene ni la belleza ni la profundidad de defender un territorio para la vida como las plantas, y en este caso, ninguna ametralladora se compara, más bien palidece y de desintegra ante la belleza de la Oxalis corniculata con sus flores amarillas.

¿Podrías disparar como una Oxalis corniculata? ¿Podría yo hacerlo? Eso sí tal vez. No podríamos crear tal prodigio vegetal pero sí un mecanismo de dispersión. O al menos aplicar los que ya existen, como el caso de las bolas de arcilla con semillas, como lo ideara el filósofo y biólogo japonés Masanobu Fukoka. Estas bolas permiten dejar caer semillas con una cubierta que les arropa y permite que tengan mayores posibilidades de sobrevivencia, evitando el arado o métodos intensivos.

Fukoka, fallecido en 2008, junto a las semillas del cultivo a elegir, añadía semillas como las de trébol blanco para que al germinar primero que la semilla del cultivo elegido, desarrollaran una alfombra o cubierta protectora e impidieran el nacimiento de otras hierbas que no fueran favorables para el cultivo en cuestión.

El ser humano quiere seguir “sembrando” máquinas de guerra, o prefiere sembrar vida, esa que tanto se requiere ahora, con las ardientes temperaturas y la desertización de territorios por causas antropogénicas.

Que no prosperaran campos de balas, sino campos de flores amarillas. Seguro es ingenuo pedir esto a los señores de la guerra, pero es una manifestación válida, esta es una vía sugerida ahora que el poder continúa escalando en la violencia. Flores, más flores en lugar de balas. Sonidos de semillas que vuelan, sonidos de vainas que se abren. Y todo ese perfume.

Nacida en Monclova, Coahuila. México, en Junio 3 de 1969. Licenciada en Ciencias de la Comunicación. Maestra en Historia de la Sociedad Contemporánea. Doctora en Ciencias y Humanidades para el Desarrollo Interdisciplinario. Ha publicado entre otros, “Los frutos del sol“ (Castillo MacMillan 2005) libro infantil y poemarios entre los que figuran Casa de sol (FECA-CONACULTA 1995), “Ruido de hormigas“ (Gatsby Ediciones, 2005), Carne para las flores, antología personal (Aullido libros, España 2011), Las flores desenfundan sus espinas, antología personal (Secretaría de Cultura de Coahuila, 2013) y “Donde la piel“ (Mantis Editores/CONARTE, 2019). Aparece en “Anuario de poesía mexicana“ (Fondo de Cultura Económica, 2006).

Obtuvo el primer lugar en fotografía Coahuila luz y forma 2003. En poesía, recibió beca del FONCA, estímulos como joven creadora y como creadora con trayectoria del FECA y del PECDA en varias ocasiones. Fue becaria FORCA-Noreste 2011-2012, en Lima, Perú donde impartió talleres sobre poesía objetual. Como invitada de honor del Festival Internacional de Teatro Tánger 2013 en Marruecos, se leyó su poesía traducida al árabe. Parte de su trabajo también tiene versiones en inglés, alemán, portugués y francés. Entre las revistas en las que ha publicado, destacan el número inaugural de la revista de poesía contemporánea de Valencia “21veintiúnversos“, ( octubre de (2015), y “Lichtungen“ (noviembre de 2016) en el apartado “Literatura del norte de México“, en el que sus poemas fueron traducidos por Christoph Janacs.

Fotografías medio ambientales, video poemas y atmósferas sonoras fueron exhibidos en la Galería Mohammed Drissi de Tánger (Julio-agosto 2021). Participó en la muestra de arte coahuilense titulada Segar el mar, dentro del 49 Festival Cervantino. Parte de su trabajo se encuentra en el portal virtual www.thenatureofcities.com, al lado de artistas medio ambientales del mundo. Actualmente es Directora de Divulgación Científica en el Museo del Desierto.

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