¿Política económica efectiva o realidad atípica?
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La depreciación y apreciación de la moneda nacional, principalmente ante el dólar, conllevan afectaciones negativas y positivas para la economía.
Cuando en el mercado de divisas se compra más una moneda respecto a otra(s), entonces el oferente tiende a elevar el precio, es decir, se da la apreciación; contrariamente, cuando se compra menos moneda respecto a otra(s), entonces su precio tiende a descender y se presenta la depreciación. La demanda de una moneda respecto a otra determinará su precio.
Después de que el tipo de cambio cerró en diciembre de 2021 en promedio en 24.09 pesos por dólar, y en diciembre de 2022 la paridad pasó a 20.86 pesos por dólar, en 2023 la apreciación se ha acentuado hasta llegar a 17.30. Se observa que esta compra de más pesos que dólares estadounidenses continuará al menos en los próximos meses, con una posible depreciación moderada a finales del año.
Los perjuicios de la apreciación del peso son el encarecimiento de las exportaciones y de la Inversión Extranjera Directa, así como de los servicios turísticos y financieros; sin embargo, también conlleva beneficios, sobre todo respecto al abaratamiento de las importaciones de productos intermedios, ya que reduce los costos de producción y, por tanto, el precio final de bienes y servicios; el turismo es más accesible para los extranjeros; e igualmente afecta en forma positiva el pago de compromisos financieros con el exterior.
Banxico, SHCP, INEGI y Sectur ofrecen datos al primer trimestre de este año: las remesas sumaron 13.95 mil millones de dólares (mmdd) (11.4% más que en el mismo periodo de 2022); el pago de la deuda externa se redujo de 14.7 a 13.99 billones de pesos (71.4 mil millones de pesos menos); la inversión en cartera -ahorro y riesgo- alcanzó 1.5 mmdd por la elevada tasa de interés; 18.65 mmdd la Inversión Extranjera Directa (aunque menor en 4.1% en el mismo periodo del año pasado, pero que por el nearshoring se extendería en los próximos años), sumó 18.65 mmdd; las exportaciones crecieron 4.2% a tasa anual, a 187.31 mmdd; se recibieron más de 6 millones de turistas con 8.4 mmdd de entrada de divisas (30% más que en el primer trimestre del año pasado).
Lo anterior sostiene, contra todo pronóstico, que la apreciación del peso como indicador de confianza, que podría extenderse hasta el primer trimestre del 2024, dependería de posibles hechos políticos y económicos, internos y externos: elecciones presidenciales transparentes el próximo año y transición institucional de un sexenio a otro; solución de controversias en el T-MEC, sobre todo respecto al maíz transgénico e inversiones energéticas; eventual recesión moderada en Estados Unidos, con reducción de exportaciones; agudización de conflictos comerciales y políticos entre China y occidente (que incluye el apoyo económico y militar a Rusia), con impacto negativo global en precios; entre otros.
Con una inflación tendiente a la baja, contención de tasa de interés, además de inversión directa y empleo formal al alza, hasta ahora la economía mexicana tiene perspectivas positivas. Consultorías y organismos nacionales e internacionales han elevado sus estimaciones del Producto Interno Bruto para este año, de 0.8 hasta 2.6%, e inclusive podría aumentar más.
Entonces, el tipo de cambio apreciado y resultados positivos en variables económicas significativas se originan por una u otra causa: o nuestra economía es favorable por una realidad providencial y atípica, que debe ser objeto de rigurosos estudios y análisis; o por el impulso del mercado interno con estrategias oportunas y efectivas de política económica. Esperemos que sea la segunda causa.