Adiós, PRD, adiós

Politicón
/ 11 mayo 2016

La dirigencia del PRD, entonces en manos de los “Chuchos”, protestó la columna que publiqué aquí el 17 de febrero del año pasado (“Adiós, PRD, adiós”). Era un pronóstico de los malos resultados que tendría el otrora gran partido de izquierda en las elecciones federales, las nueve gubernaturas en juego y el DF. Me quedé corto.

Luego de aquellas elecciones de junio de 2015 arriesgué una conjetura: “Es el final del PRD como lo conocemos. La inercia de la izquierda se ha desplazado a Morena. El PRD es un partido viejo, sin discurso, propuesta, idea”. El presidente perredista, Carlos Navarrete, tuvo ánimo todavía para increpar mi argumento. Pero a los pocos días debió marcharse por la puerta de atrás. Era el fracaso anunciado.

Las cosas no pintan mejor para este junio. A juzgar por los números, tendencias, reportes, en seis de las 12 elecciones de gobernador sus candidatos serán testimoniales: Iván Sánchez Nájera en Aguascalientes, Jaime Beltrán del Río en Chihuahua, José Guadarrama en Hidalgo, Roxana Luna en Puebla, Mariano Gómez en Sinaloa y Jorge Valdez en Tamaulipas. En la mitad de las contiendas, el PRD será insignificante.

Cuesta arriba se ve la situación en tres de los cinco estados donde el PRD forma alianza con el PAN: Durango, con José Rosas Aispuro como candidato; Oaxaca, con José Antonio Estefan, y Zacatecas, con Rafael Flores. Las oportunidades estarían en Veracruz, con Miguel Ángel Yunes, y Quintana Roo, con Carlos Joaquín.  La otra esperanza es la senadora Lorena Cuéllar en Tlaxcala.

El PRD llega a la última justa electoral significativa antes de las presidenciales de 2018 (el Estado de México 2017 es sólo una estación) con seis candidatos derrotados de antemano; un hasta hace poco priísta en Oaxaca; un exsecretario de Turismo del actual gobierno priísta en Zacatecas; un exsubsecretario de Turismo del gobierno de Enrique Peña Nieto en Quintana Roo; un senador panista en Durango; un controvertido panista en Veracruz, y una hasta 2012 priísta en Tlaxcala.

¿Esa es la izquierda mexicana casi tres décadas después de Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo, Andrés Manuel López Obrador? Ese es el PRD, sí: sin identidad, cuadros nuevos ni nada. Reciclaje y mucha morralla.

Por eso la suerte depende al cien de Yunes (no lo quieren), Joaquín (no se entienden con él) y Lorena. Y de que Morena no los exhiba en la Ciudad de México (votación de Asamblea Constituyente), como lo hizo en 2015 en el DF.

Lo dicho el año pasado: el verdadero desafío del destartalado PRD apunta a no perder el registro en 2018. Y si no fortalece ya la candidatura de Miguel Ángel Mancera, tendrá que ir a la cola en una alianza con el PAN. O en una coalición de gobierno con Manlio Fabio Beltrones. O como escoria de Morena y López Obrador.
 
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