Baja California: la mordida de la serpiente

Politicón
/ 21 julio 2019
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Dedico esta colaboración a la memoria de los ciudadanos bajacalifornianos y a sus líderes cívicos, los que en décadas pasadas escribieron la historia de un valiente civismo; junto a la conquista de la autonomía de su entidad construyeron un bastión de ciudadanismo y fueron avanzada de la democracia.

Pero estos son otros días, de oprobio para el PAN en Baja California y de consternación entre los panistas sobrevivientes en aquellas tierras y en el resto del País. Con deshonrosa conducta nueve diputados locales –además de los titiriteros que movieron los hilos tras bambalinas– usufructuarios de las siglas de Acción Nacional, contra todo derecho y decencia, participaron en la ilegal y antidemocrática maniobra para extender el periodo de gobierno al próximo gobernador. Todos traicionaron un precioso legado cívico hecho de sangre, sudor y lágrimas. (Sus nombres y fotografías en la edición de EL UNIVERSAL, 12/07/19. p. A24.)

Se impone una ominosa intuición: Baja California que fue la vanguardia de la transición democrática; en 1989, cuando por primera vez en la historia moderna del País se logró la alternancia en un gobierno estatal, con Ernesto Ruffo, ¿es ahora un laboratorio para naturalizar reformas que permitan gobernar más tiempo sin pasar por el voto popular?

Una organización sin alma se muere de sí misma, se carcome a sí misma: es una serpiente que se muerde la cola”.

Para llegar hasta aquí, el PAN bajacaliforniano tuvo que pasar por una prolongada deformación: dejó de ser un partido de ciudadanos y se convirtió en una maquinaria de poder e intereses. Un PAN sin mística. Excluyo de este señalamiento a los panistas que siguen en la brega.

Otro factor es la aparición en el parque jurásico nacional de una nueva especie: el PRIMORsaurio. Producto de la cruza endogámica entre la antigua familia revolucionaria con sus hermanos de la rama izquierda. En Baja California –como en Puebla– los residuos del priismo expoliador y enriquecido, reciclado en Morena, ha hecho una obra maestra de gatopardismo plus; cambiar todo para que continuar con sus fechorías. Ya comenzaron.

Toda vez que el PAN es uno de los elementos involucrados en este agravio, es pertinente dedicar los párrafos finales a transcribir lo que anticipé en Acción Nacional, ayer y hoy. Una esencia en busca de futuro (Grijalbo, 2014): “El panismo vive horas cruciales. No creo exagerar cuando afirmo que está en riesgo la supervivencia de esa peculiar cultura política, y que podría fenecer aún si continuara existiendo una organización política con las siglas del PAN…”.

“El partido podría subsistir de cualquier manera, incluso en abierta contradicción a su ethos fundacional –su causa final–, sin congruencia sustantiva y descoyuntado de la historia que lo precede. Se seguirían ostentando las siglas y los colores tradicionales del PAN, pero en un partido hueco, sin el alma que lo hizo surgir y crecer; habría candidatos y campañas (hoy agregaría a gobernantes y legisladores) ayunos de su esencia; ‘los motivos espirituales’, esos que han dotado de coraje a muchos de sus abanderados para cumplir el deber político con dignidad y honestidad...”.

Un PAN sin panismo constituiría un desastre en la vida pública de México… Sin panismo, el PAN será… una organización-franquicia en manos de vivales para lucrar económicamente desde las posiciones gubernativas… (p.p.11-12).

En Baja California todo esto se ha cumplido. A pesar de ello, abrigo la esperanza que allá entre los panistas del desierto surja una nueva generación líderes cívicos, que siga el ejemplo de Rosas Magallón, Héctor Terán, Norberto Corella, Cecilia Barone de Castellanos, Ruffo y muchos más. Se van necesitar para México y para su patria chica.

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