Ciudad Derramadero: una amenaza para Saltillo

Politicón
/ 14 octubre 2018
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Las prácticas neoliberales del equipo Peña Nieto, en especial las que implantaron Videgaray, Osorio Chong y Nuño sentenciaron a los mexicanos a sufrir sus pésimas políticas económicas, culturales y medioambientales. Ellos marcaron el rumbo del país hacia la debacle. Planearon todo para que, según ellos, México funcionara al ritmo de la economía del mundo. En seis años entregaron un país en ruinas, tan maltratado que el partido en que están, el PRI, acabó en la nada después de haber sido el “todo”. Hay coincidencia entre la mayoría de que Peña Nieto carece de capacidad intelectual, de mando, discursiva y moral. Su asunción se debió a su prestancia (joven y guapo) y al grupo de poder que lo impuso. Desde su campaña resbaló: en la Iberoamericana se escondió en los baños hasta ser rescatado; en la Feria del Libro de Guadalajara no supo decir autor y título de tres libros que había leído.

Las cuatro personas mencionadas establecieron la estrategia determinante para México pensando en la sucesión del mandato en la persona de Osorio Chong,  Videgaray o Nuño. Y también colocaron en el mejor lugar a Gerardo Ruiz Esparza para que manejara cantidades billonarias dificilísimamente controlables. El quinteto se apropió de la nación.

Entre la programación del equipo estuvo el acomodamiento con las políticas del Fondo Monetario Internacional, con los dictados de los Estados Unidos y con el neoliberalismo como práctica. Éste define las formas de la economía del mundo. Ha decidido que no hay países, sino riquezas y que a éstas hay que buscarlas donde se encuentren. Los capitales son llevados a los países pobres (empobrecidos a propósito) para que sus habitantes maquilen las mercancías que se harán circular. Entre las necesidades del capital mundial está convertir al campesinado en proletariado para aprovecharlo en los sitios en que su trabajo puede ser mejor explotado y la plusvalía más fácilmente extraída.

Se ha dicho que Flores Tapia transformó a Saltillo al traer a la General Motors sacándola a su vez, del dominio de la familia López. Quizás sucedió lo contrario: la GMC es la que escogió a Saltillo por tener una clase obrera tan dinámica y esforzada. Décadas antes la International Harvester había encontrado en Saltillo el mejor de los nichos. Estaba el Colegio México, formador de fresadores, mecánicos y torneros, que don Isidro López Zertuche creó para apoyar a la comunidad y a su empresa; estaba el Tecnológico de Saltillo, uno de los mejores del país; estaban escuelas de todo tipo para proveer de empleados a GMC, además de los que se preparaban en Monterrey.

Saltillo creció y requirió de mucha mano de obra. No la había en la ciudad. Se trajo de los ejidos y rancherías que pronto se quedaron sin jóvenes. No bastaron. Llegaron miles y miles de jornaleros de Zacatecas, San Luis, Michoacán, Oaxaca, Hidalgo…

Cuando Moreira presumía que generaba empleos en realidad estaba cancelándolos en toda la región agrícola de Coahuila y otros estados. Ahora mismo las empresas americanas, alemanas, canadienses, coreanas y demás tienen que ir a buscar a sus obreros hasta a 110 kilómetros cada día. Vienen de la Sierra de Arteaga, de Concha del Oro, de General Cepeda, de Pilar de Richardson y así, de todas partes. Esto hace que las empresas no ganen todo lo que podrían.

Nuestro Gobierno estatal neoliberal, que cree que va a pasar a la historia, en realidad trabaja para el extranjero (y esto viene de Videgaray). Entonces debe ayudar a dar el golpe fatal al campesinado regional creando para beneficio de los extranjeros toda una ciudad para acercarles los trabajadores. Ciudad Derramadero será la tumba de Saltillo: consumirán toda el agua, acabarán destruyendo a los productores pequeños y grandes, entre éstos a los vinateros, contaminarán todo.

En esta estrategia contra la naturaleza (la nuestra, por supuesto) participan desde Ciudad de México Julia Carabias, ecologista, y Mario Molina, Premio Nobel. Al fin y al cabo, ellos están y estarán a mil kilómetros.

Retomaré al tema. El espacio no me ayudó a abarcarlo. Debo decir por qué Ciudad Derramadero será la debacle saltillense.

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