Ciudadanos vs delincuentes, ¿por qué debe ser así?

Este martes se registró un suceso trágico en Saltillo que invita a diferentes reflexiones. La más importante de ellas es la relativa a la política de prevención que resulta indispensable para mantener bajo control los índices delictivos que a todos afectan.

El suceso, como lo reseñamos en esta edición, es el relativo a la muerte de un presunto asaltante, a manos del residente de una vivienda de la colonia Latinoamericana, ocurrida a raíz de que el primero habría intentado perpetrar un robo y el segundo se habría defendido ante la agresión.

Los detalles del episodio los darán a conocer en su oportunidad las autoridades investigadoras. No es posible, para quienes sólo tenemos referencias indirectas de los hechos, emitir un juicio respecto de lo ocurrido, porque no estuvimos en el lugar y, por ende, no sabemos lo que ocurrió.

Lo anterior no obsta, sin embargo, para que podamos emitir una opinión sobre los elementos generales del episodio y, sobre todo, respecto de sus implicaciones amplias en relación con la vida en comunidad.

Lo primero que debe decirse al respecto es que estamos ante un hecho extremo en la historia de tensión que en forma permanente recreamos, por un lado, los ciudadanos que estamos determinados a conducirnos dentro de los márgenes de la ley y, del otro, quienes han decidido hacer de la violación del estado de derecho un estilo de vida.

Se trata, a no dudarlo, del escenario extremo en esta pugna entre la legalidad y la ilegalidad, pues implica colocar frente a frente a dos personas que tienen visiones absolutamente contrapuestas de la vida en comunidad.

Lo segundo que debe señalarse es que la confrontación referida es una que no debiera registrarse nunca, porque se trata de un escenario totalmente indeseable. Y es indeseable porque quienes deben confrontar a los delincuentes son quienes han sido entrenados para ello y no los ciudadanos comunes cuya tranquilidad debe ser garantizada por el Estado.

En otras palabras, los detalles de este episodio que debieran llamar nuestra atención no son los relativos al juicio que podemos hacer del hecho –trágico en sí mismo– de que un ciudadano haya cobrado la vida de otro mientras se defendía de una agresión en su domicilio. Los detalles importantes son los relativos a los hechos previos al mismo.

Para decirlo con mayor claridad: ¿por qué alguien llega a la convicción de que puede impunemente ingresar a la vivienda de otra persona y apoderarse de los bienes materiales ajenos? ¿Cómo se construye la convicción de que es posible realizar tales actividades de forma impune?

Si nos concentramos en responder estas preguntas, sin duda encontraremos mejores elementos para repensar y rediseñar las políticas públicas orientadas a garantizar la seguridad pública, pero también para ofrecer a todos los integrantes de la sociedad alternativas para crecer y desarrollarse.

Mientras sigamos concentrados sólo en la superficie anecdótica de los hechos no solamente seguiremos reseñando este tipo de hechos, sino que acaso los estemos alentando.