El aeropuerto, ¿quién puede derrotar a López Obrador?

Politicón
/ 12 noviembre 2015

El gobierno del presidente Enrique Peña Nieto no podía darle el avión al proyecto del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México de Andrés Manuel López Obrador. Los secretarios de Comunicaciones y Transportes y del Medio Ambiente recibirán mañana a la comitiva del líder de Morena. No les quedaba de otra.

Escribí aquí la semana pasada que la propuesta alterna de López Obrador era estratégica y políticamente genial, pues lo metía en el debate del aeropuerto en una situación de ganar-ganar-ganar. Gana, porque ya tiene voz donde no la tenía. Gana, desde luego, en el improbable caso de que su proyecto tire al de Texcoco. Y gana si es desechado: tendrá parque de aquí a las elecciones de 2018 para fustigar a la obra máxima de infraestructura del Gobierno Federal con dos pesadas consignas de campaña: (1) es un aeropuerto absurdo, criminalmente caro y de muy larga ejecución. (2) se hace para favorecer a las empresas constructoras.

Héctor de Mauleón cerró la segunda de sus dos columnas sobre el tema con una frase de lógica formal incuestionable: se trata de construir un aeropuerto para los próximos 50 años, no para las próximas elecciones. Pero en la lógica de López Obrador, los próximos 50 años pasan inexorablemente por los comicios presidenciales de 2018.

Si se pierde el 18, se habrá perdido la primera mitad del siglo 21. En ese razonamiento, el aeropuerto es un extraordinario flanco de ataque al modelo elitista y corrupto a derrotar en las urnas.

El aeropuerto de López Obrador es el clarín de carga en la batalla del 2018. Contra este “régimen mafioso” PRI-PAN-PRD (e independientes), no hay más que el antagonismo. Lo saben en Los Pinos, Gobernación, Comunicaciones y Transportes. Sin embargo, deberán soplarse mañana una larga exposición, preparar una respuesta, armar un discurso para justificar la negativa y soportar tres años de descalificaciones.

El proyecto del aeropuerto puede ser patito, pero es notable como estrategia electoral. López Obrador vuelve a demostrar con este lance que es el único candidato que se desplaza a sus anchas, horizontal y verticalmente, por el tablero de la política nacional. En mayo pregunté quién lo podría derrotar en 2018. Mantengo intacta la pregunta seis meses después.

No es asunto de virtudes personales, o sólo de virtudes personales. Es la libertad con que puede moverse López Obrador y sus adversarios no. Libertad para colocar un mensaje, llenar vacíos, ganar voluntades. Se fueron seis meses y la posibilidad de que se cruce la banda presidencial parece más alta. Y es más cercana.   

MENOS DE 140  Decían que no pasaba nada, pero hoy el consejo de seguridad de Michoacán sesionará en La Ruana. Otra vez, La Ruana. A las 10 horas.

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