El niño (Enrique) y el muro
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“Si Mexico deja de enviar cocaína y mariguana a Estados Unidos, ellos solitos tumbarán el muro”.
Sabiduría popular.
Además de impredecible, ahora Trump resulta sorprendente. Durante el proceso que lo llevó de la nominación republicana al triunfo, miles de comentaristas nos vimos esperanzados en la máxima de la política mexicana que dicta: “uno es el candidato y otro es el Presidente electo”, refiriéndonos a las miles de promesas incumplidas que dejan los políticos en el ínter de esos dos importantes pasos.
En este asunto particular, resultó uno el candidato y el mismo el funcionario, y más tardó en tomar juramento que en firmar dos órdenes ejecutivas (facultad presidencial exclusiva), a fin de que se diera por terminado el Acuerdo Transpacífico (TPP) y se iniciara la ampliación del muro fronterizo entre la gringada y los mexicanos.
Con lo anterior, Trump no sólo cumple dos promesas, sino que alienta a la mayoría silenciosa que lo eligió a fundamentar sus principios y, por ende, se hace más peligrosa. Vamos por partes.
Resulta evidente que Obama había recurrido a las minorías para apuntalar la campaña que lo llevó a dos periodos presidenciales; el mismo método fue usado por Hilary Clinton, pero sin éxito, apostando a que los que más gritan son los menos, pero que amedrentan a los que son más.
Trump demostró que pudo despertar a las mayorías y que es el tiempo de éstas. Mi teoría parte del principio de análisis particular que refiere: “el poder de una minoría revoltosa es siempre más persuasivo al poder de una mayoria silenciosa”.
Hoy están sentados en la silla presidencial los intereses de las grandes firmas, de las familias funcionales, de la derecha intransigente, de los religiosos tradicionalistas, de los santiguados, de los “decentes”, los “honorables” , los juzgadores, los que señalan y los que opinan, pero que imponen su opinión. Su voz había estado cerrada por décadas.
El Gobierno mexicano, a falta de causas a las cuales asirse para justificar su pésima administración, encontró en el proceso de Trump al villano favorito. Entonces el dólar está tan alto por su culpa, la gasolina igual, la inseguridad, el desasosiego, incluyendo el desgarre de vestiduras.
El muro existente entre Mexico y Estados Unidos tiene una longitud de 819 kilómetros, fue iniciado en la administración de Clinton en 1994 (¿les suena familiar el nombre?) y todos los subsecuentes presidentes norteamericanos fueron agregando kilómetros, incluyendo al sorullito.
La diferencia estribó en que el costo fue absorbido por los ciudadanos de aquel país, y hoy Trump quiere cargarlo a los mexicanos que envían sus remesas a México a través de un impuesto especial.
¿Sabía usted que las remesas en dólares anuales son mayores en 1.8 mil millones de dólares a los ingresos petroleros de nuestro País?
¿Sabía usted que Hacienda recibe ya ingresos por esas remesas a través del cobro de comisiones? La única diferencia es que los gringos respetaron ese dinero de los compatriotas y nosotros no. ¿Entendió la lógica charra del Gobierno mexicano para dizque defender a los connacionales?
La verdad es que con este asunto se puede destapar una cloaca apestosa para la Secretaría de Hacienda.
Pero ésas no son todas las malas noticias, el nuevo Presidente de los Estados Unidos pone en riesgo el desarrollo del comercio internacional, las políticas contra el cambio climático y la estabilidad geopolítica del mundo, unos factores que podrían cuestionar la legitimidad de EU como líder global, como ya está sucediendo con la salida del TPP.
Su actuación podría traer consecuencias en diversos sectores: 1. Redefinición de las relaciones bilaterales. 2. Analizar el tipo de liderazgo y su influencia. 3. Deterioro en las políticas ambientales. 4. Reordenamientos de tratados internacionales. 5. Posible rearmamiento nuclear.
Al parecer no todos los sectores están descontentos con esa política, el mercado estadounidense del automóvil dijo que estaba “animado” por las políticas adelantadas por el presidente de EU, Donald Trump, tras una reunión que mantuvieron en la Casa Blanca los directivos de General Motors (GM), Ford y Fiat Chrysler (FCA).
La pesadilla apenas empieza, sin embargo, no se ve un plan específico del Gobierno Federal a fin de hacer frente a los abismos que se presentarán en las finanzas nacionales, sobre todo con los aprendices que ocupan las carteras de Hacienda y Relaciones Exteriores y los grupos que representan.
Recuerdo que en los años 60 una película española titulada “El Niño y el Muro” daba cuenta de las consecuencias de esa pared entre las dos Alemanias. Hoy, el niño Enriquito prepara la pelota para ir a jugar al muro y rebotarla, o tal vez esté buscando uno en dónde estamparse junto con los millones de mexicanos.