En Coahuila, el Derecho Penal se llama Antonio Berchelmann Arizpe

Politicón
/ 19 julio 2020

Por: Irene Spigno, José Luis Valdés Rivera y Carlos Eulalio 

Don Antonio Berchelmann Arizpe nació en Piedras Negras, Coahuila, y cursó la licenciatura en la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad Autónoma de Coahuila, donde se tituló mediante la elaboración de una tesis sobre la pena de prisión. Desde sus épocas de estudiante se vislumbraba su capacidad de análisis y pasión por la materia penal que lo convirtieron en un referente nacional, siendo el único coahuilense miembro de la Academia Mexicana de Ciencias Penales.

Profesor, litigante, legislador y juzgador fueron algunas de sus facetas profesionales. Como profesor aportó sus agudos análisis a las alumnas y alumnos que tuvieron la suerte de tenerle como docente, siendo un profesor paciente que gustaba de quedarse por horas hablando sobre temas penales con quienes tuvieran interés en aprender un poco más.

En su etapa de litigante, destaca su participación en innumerables asuntos de transcendencia local y nacional, reflejando su profundo conocimiento del derecho penal y del derecho en general, con resultados positivos en todos ellos. Quienes trabajaron con él cuentan que era el primero en llegar y el último en irse de la oficina, empezando y terminando su jornada con un estudio minucioso de la ley, la jurisprudencia y la doctrina para su aplicación a cada caso en concreto.

Como legislador, colaboró en la creación y reforma de las leyes penales coahuilenses, entre las que destacan el Código Penal de Coahuila de 1999, la reforma integral a la parte general del año 2013 y el Código Penal vigente del año 2017. Estas normas cuentan con la particularidad de ir acompañadas de exposiciones de motivos que se explican de oportunamente las teorías, precedentes, bibliografía y demás reflexiones que fueron tomadas en cuenta para la inserción de cada uno de los preceptos contenidos en estas normas.

Ya sea como diputado del Congreso coahuilense o como parte de los comités que asesoraron a las y los legisladores en turno, el maestro Berchelmann aportó su fina pluma para plasmar de forma precisa su visión humanista del Derecho Penal, defendiendo principios como la proporcionalidad de las leyes, la exacta aplicación de la ley penal, la seguridad jurídica, la dignidad humana, entre muchos otros que, como sabemos, tienen la misión de frenar el poder punitivo irracional.

Su etapa como juzgador la desarrolló como magistrado de la Sala Colegiada Penal del Tribunal Superior de Justicia del Estado, en la que siempre defendió una sana interpretación de las normas, orientada a una protección extensiva de los derechos y a una restricción limitada de los mismos. Por muchos años fue defensor solitario contra las viejas prácticas y tradiciones del Poder Judicial como el uso de los datos personales aislados para la imposición de penas de prisión, y en general en contra de las visiones legalistas del derecho.

Las reflexiones judiciales en muchas de sus resoluciones representaron un adelanto dentro del ordenamiento jurídico, no solo estatal, sino nacional, como la defensa a ultranza de la dignidad humana, propugnando la no instrumentalización de las personas en aras de imponer penas excesivas o desvinculadas del hecho delictivo. Esto antes de que el Constituyente en México incluyera éste y otros principios dentro de la propia Constitución.

A quienes fuimos sus aprendices, no nos queda más que guardar agradecimiento por sus enseñanzas ya que, en muchos de los casos, la gran admiración hacia el maestro nos ha llevado a intentar seguir sus pasos, dedicando nuestra vida profesional al derecho penal.

Es por todo lo que el Maestro Berchelmann ha aportado al derecho coahuilense que la Academia Interamericana de Derechos Humanos ha decidido rendir un pequeño, pero necesario y merecido homenaje: a partir de agosto, la cátedra de derecho penal de la AIDH llevará su nombre. Ahí discutirán temas de actualidad en la impartición de justicia penal, como la valoración de la prueba, la adecuación típica, los derechos de las víctimas, los derechos de las personas privadas de la libertad, entre otros.

La primera actividad de la cátedra será el taller “Juzgar con perspectiva de derechos humanos, sección penal”, que se ha organizado en colaboración con el Poder Judicial del Estado y la Oficina en México del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos. En este primer taller de la Cátedra Antonio Berchelmann Arizpe participarán reconocidas personalidades jurídicas, tanto nacionales como internacionales.

Tenemos el convencimiento, soportado por las cátedras del ilustre maestro, de que la discusión, transparencia y la actualización de las y los operadores en la administración de justicia son factores que contribuyen a una mejor protección de los derechos de las personas y a la consolidación de un Estado de Derecho, en el que las partes gozarán de una mejor previsión acerca de las consecuencias jurídicas de sus actos.

Sin duda, mediante la formación y profesionalización que se ofrecerá con la Cátedra Berchelmann Arizpe podrá materializarse una de las frases del profesor que es recordada con cariño por sus estudiantes: “Ser abogado es algo importante, ser buen abogado guarda aún mayor importancia, pero es necesario que en esta sociedad haya buenos abogados buenos”. Con esta nueva Cátedra, la AIDH recalca nuestro compromiso como profesionales del derecho de hacer de nuestra sociedad un lugar mejor para vivir.


Irene Spigno es directora general de la Academia IDH.

José Luis Valdés Rivera y Carlos Eulalio Zamora Valadez son investigadores del Centro de Educación para los Derechos Humanos de la Academia IDH

Este texto es parte del proyecto de Derechos Humanos de VANGUARDIA

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