Giuliani y Dershowitz
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Rudolph Giuliani, republicano, es el mejor fiscal federal anti-corrupción que ha tenido Estados Unidos. Alan Dershowitz, demócrata, es el mejor abogado constitucionalista en ese país. Hoy, la historia ha puesto en sus manos la defensa de la Constitución de los Estados Unidos y no menos importante, la sobrevivencia de la democracia en todo el continente americano.
No exagero. Este es un momento histórico definitorio. La contraparte en este pleito, desgraciadamente son: principalmente periodistas, más académicos, y políticos demócratas. En su agenda socializante y globalizadora quieren tirar la Constitución. Donald Trump ha sido un estorbo; y la libertad y la democracia son un lujo.
Giuliani mostró pruebas el jueves de un fraude electoral descomunal: alteración de padrones, cientos de miles de boletas falsas, votos alterados y un sistema de cómputo truqueado. Trae, miles de declaraciones juramentadas en la mano que son pruebas en cualquier tribunal. En Detroit, por ejemplo, aparecieron secciones electorales con hasta tres veces más votos que votantes. Setenta por ciento de las cuentas no cuadran votos con votantes. En vez de investigar, la prensa se ha convertido en cómplice, afirmó.
Días antes, Dershowitz dio su opinión como jurista y experto en materia constitucional: Joe Biden no es presidente electo. Los medios de comunicación no eligen ni deciden quién ganó la elección. Tanto Biden como Trump se pueden proclamar ganadores, aclaró, pero eso sucede en el terreno político en el uso de su libertad de expresión. En el terreno legal no es presidente electo hasta que lo certifique el Colegio Electoral. Sin embargo, a pesar de que es demócrata, la prensa no reportó la opinión de Dershowitz.
Resulta entonces infundado, riesgoso e irresponsable que los medios hayan declarado y traten a Joe Biden como presidente electo. Han contaminado el ambiente nacional e internacional a tal grado que hay muchos más jefes de estado que lo han felicitado que los que han guardado mesura. Se escudan, incorrectamente, diciendo que Trump no tiene pruebas de fraude.
Yo he recibido dos denuncias, ambas de mujeres. Una de ellas es testigo de un fraude en el centro de cómputo de un condado de Texas y otro fraude con las boletas enviadas por correo en el condado de Clark (Las Vegas). Trescientas voluntarias peinaron el área y descubrieron que entre cuarenta y cincuenta por ciento de los hogares sufrieron boletas duplicadas, extraviadas o robadas.
La otra denunciante estaba asqueada de lo descarado del fraude, pero sobre todo frustrada por la colaboración de los medios masivos de difusión con los defraudadores. Ambas estiman que a Trump le tumbaron varios millones de votos para voltearle la elección.
Hice amistad entre los periodistas que hace treinta y cinco años venían a México a ayudarnos a denunciar el fraude electoral. Hoy sin embargo sus periódicos perdieron el amor por la democracia y el respeto al voto. Están callados.
El pacto de San José en materia de derechos humanos nos legitimiza a todos los habitantes de América del Norte y Sur a denunciar el fraude electoral donde quiere que ocurra. Cumplo con mi parte: que se llegue al fondo, examinando la legalidad de cada voto, cueste lo que cueste, se tarde lo que se tarde. La OEA debiera tomar una postura y defender la transparencia.
Todos debemos exigir que Giuliani investigue, para proteger la democracia en Estados Unidos. Solo transparentando la elección podrá convencer a los millones de votantes reales perdedores, sean quienes sean.
Dershowitz está luchando por salvar la Constitución de Estados Unidos. Por eso salió a declarar que mal hicieron los medios al declarar ganador a Joe Biden, cuando no existe aún una declaratoria oficial. Además advierte que falta que los Congresos locales califiquen y nombren a los representantes en el Colegio Electoral.
La labor de Giuliani y Dershowitz da esperanza a millones de norteamericanos, republicanos, demócratas e independientes de buena fe que prevalecerá la ley. En la prensa tenemos la obligación de defender la democracia gane quien gane.
javierlivas@gmail.com