‘Gracias Señor por mi princesa’
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Estimada Ana:
Esta es la historia de una hermosa Princesa que nació un día soleado con lindo cielo azul, cuando festejamos nuestra bandera ( 24 de Febrero) del año 1971.
Día inolvidable para nosotros sus padres, pues era la primogénita que llegaba a alegrar nuestra existencia y nuestro hogar.
Su crecimiento y desarrollo pintaba a que sería de estatura alta y cuerpo bien formado. Pasaban los años y la princesa nada más padecía las enfermedades que sufren todos los niños, y el susto de sus vacunas.
Desgraciadamente a los 9 años, le pegó el mal hereditario de la diabetes, en su caso llamada juvenil y que solamente controla la glucosa en sangre mediante inyecciones de insulina.
Fue el momento al enterarnos de su mal, que nuestro panorama se nubló y comenzó nuestro sufrimiento, solamente la alegría que nos daban sus hermanos Magdalena y Enrique nos mantenían luchando y haciendo hasta lo imposible de acuerdo a nuestras posibilidades económicas a mi señora esposa y a su servidor.
Ver a un hijo enfermo y hasta ahora sin remedio, se puede controlar llevando su alimentación sin harinas y dulces bajo un control estricto controlado para mantener el nivel de glucosa en sangre en cifras aceptables, y que no causen daño a la salud.
La princesa aún era una niña sin sentido de responsabilidad, y no sabía el daño irreversible que le ocasionaba comer golosinas en su escuela, no obstante que nosotros le pedíamos que las evitara, pero la princesa se despachaba con la cucharas grande, aunque llevaba de lonche su manzana.
Su desarrollo empezó a aminorar a través de los años, su linda carita rosada se tornó gris y desdichada.
Irremediablemente su mal comenzó a afectar su salud y sus órganos como riñón y la vista principalmente.
A los 31 años de edad, su servidor le donó un riñón, que su cuerpo recibió, gracias al Señor, sin contratiempos.
Gracias a Dios y a los doctores de la Clínica 71 del IMSS en Torreón Coahuila,, la princesa volvió a renacer y su carita se volvió rosada y a sonreír.
Pero desafortunadamente el mal no tiene cura y los medicamentos que tenía que tomar diariamente para no rechazar el órgano, bajaron las defensas del cuerpo, y la diabetes comenzó a deteriorar nuevamente el riñón trasplantado.
Doce años de vida nos siguió dando momentos felices su presencia con nosotros, sus padres, sus hermanos, y su esposo.
El Señor la recogió el 25 de Marzo del año 2014, por lo que esta Navidad fue la segunda sin ver su carita linda.
Pero Dios nos da resignación, primeramente porque sabemos que ella se encuentra feliz y lo será eternamente.
¡Gracias Padre Nuestro por tenerla en el reino de tu cielo!
Con todo respeto para aquellos padres que sufren esta cruz.
ATENTAMENTE: Idalia, Enrique, Magdalena, Enrique jr, y Julio.
ESTIMADA FAMILIA RAMÍREZ:
Son procesos dolorosos que solo las personas que han atravesado por ellos saben que el sufrimiento es tan grande que a veces es inexplicable y difícil de comprender.
Pero la lógica y la fe nos indican que en la medida en que nosotros hagamos lo mejor, el tiempo vivido y nos entreguemos al máximo,í habremos cumplido con nuestra misión en esta vida.
Quizá la felicidad no está en nuestras manos, pero sí la actitud para buscarla cada día, en cada momento, en cada instante. Determinemos tratar siempre de ser felices.
Estimada familia, agradezco de nuevo la confianza en este espacio y deseo que cada día que pase, su dolor sea menos y llegue siempre a ustedes esa paz y resignación acompañada de los hermosos recuerdos de su querida hija. Un abrazo afectuoso a cada uno.
ANA