‘Guía para mirar el debate presidencial’

Politicón
/ 20 abril 2018
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Este domingo 22 de abril enciende el carbón temprano, tipo 3:00 de la tarde, ya con el T Bone, prime o rib eye marinados con grano de sal, pon las cervezas a enfriar. No olvides las cebollitas, las papas, los chilitos toreados, la salsa molcajeteada, las chilacas con queso, el guacamole, las quesadillas y las tortillas de maíz tostaditas.

Sirve la carne alrededor de las 6:30 p.m. mientras tú, tu familia y tus compadres miran el partido del Santos contra Pumas.

Este prólogo antes del debate, programado para las 8 p.m., te permitirá beber a ti y a tus compadres, al menos, 15 cervezas cada uno, más el mismo número de Tecate light para tu mujer y las comadres, siempre tan equitativas en todo.

Cuando “El Bronco” abra plaza como “reventador del show”, estarán en las condiciones etílicas adecuadas para apreciar el debate presidencial. Les valdrá madre si el Santos ganó, empató o perdió. Con mirada borrosa y pérdida de sentidos, sólo querrán ver sangre en el entarimado de la lucha por la Presidencia.

En esa condición dudosa, ojalá puedan seguir los siguientes pasos de esta guía para observar el debate.

“El Bronco” cabalgará entre mentadas de madre con una consigna: partirle la mandarina a Andrés Manuel y a Ricardo Anaya. No trae propuesta, excepto cumplir su papel como golpeador del PRI. Sus dichos y bravuconadas serán propias de una carne asada en la madrugada. Ríanse. Nunca lo inviten a una carne asada. Es malacopa, además.

Resistan la tentación de mirar a Margarita con rostro de monja del Verbo Encarnado. No la descalifiquen por estar casada con Felipe Calderón. El matrimonio le cayó del cielo. Aplaudan sus upper cuts a la quijada de Anaya para recordarle que la mayoría de congresistas, gobernadores y militantes panistas están con ella. Hagan un esfuerzo por observar el guiño coqueto de una sonrojada Margarita a Meade.

No confundan a Ricardo Anaya con un monaguillo de catedral. Es un político capaz, inteligente y articulado, pero demasiado fresa para arrastrar masas. Desde su apretado corsé de panista-perredista “fifí”, intentará desnudar las debilidades de AMLO y Meade. Mientras cuida las suyas propias, algunas, todavía por descubrir. “El Bronco” lo perseguirá toda la noche.

Cuando vean a Pepe Meade no le menten la madre, como lo haría el 60 por ciento de mexicanos que no quieren al PRI de regreso en Los Pinos. Él no es priista, aunque le toque ser el cordero sacrificial de EPN. Meade posee una preparación y experiencia técnico-profesional muy superior a la de sus contrincantes, empero, esta vez le tocó bailar con la versión más perversa del PRI. Obvio, su complicidad por omisión en flagrantes casos de corrupción tampoco ayudó. Mucho menos su descoyuntada estrategia electoral incapaz de levantar una ligera polvareda en el desierto.

Meade tirará golpes precisos e inteligentes a AMLO y Anaya, pero no modificará su estatus de tercer lugar.

Cuando aparezca Andrés Manuel, dos sugerencias: no se pongan de pie a aplaudir (¡qué oso!) y no lo confundan con el payaso de la feria, al cual todos le tiran hasta verlo caer en una pila de agua. Como puntero, ese será su papel. Admiren sus movimientos para evadir, como peje enjabonado, los fregadazos de “El Bronco”, Anaya y Meade. Difícilmente responderá de manera directa y puntual. No se desesperen por su lentitud para hablar y procesar las ideas, lo hace para desesperar a sus contrincantes y a ustedes también. Su intención será mantenerse en la cúspide de las preferencias electorales. Sea como sea. Mientras les hace el signo de amor y paz.

Espero esta guía les sea útil. Ya con 21 cervezas cada uno, seguro la necesitarán.

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