La economía de los derechos
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Una de las primeras lecciones aprendidas en la carrera de derecho es que éste no es una ciencia como las matemáticas, la física o la química; entre otras razones, porque los abogados no trabajan con “elementos” medibles, estables y predecibles como éstas. Ellos, en cambio, lidian con sujetos, las personas, que no suelen regir sus vidas en virtud de principios y reglas exactos.
Para desgracia de los abogados, más allá de las normas legales, las personas solemos tomar decisiones basadas en principios o reglas poco o nada confiables, los cuales solemos usar para explicar nuestra realidad. En nuestra vida diaria, las personas decidimos con base en prejuicios, fijamos atajos mentales o usamos anécdotas y estereotipos.
Dentro de la economía existe una ciencia llamada economía conductual que analiza tales comportamientos. Esta disciplina estudia cómo los factores psicológicos, sociales, cognitivos y emocionales afectan las decisiones económicas de las personas e instituciones y, por tanto, los precios o rendimientos y la asignación de recursos.
Un conocido experimento sobre economía conductual de la Universidad de Cornell muestra una forma de cómo tomamos decisiones: a la mitad de un grupo de alumnos se les dio una taza engravada con el escudo de su universidad, mientras, a los demás, se les dio dinero para que intentaran comprar una de las tazas de sus compañeros.
Cuando a los que tenían las tazas les pidieron un precio para que las venderían, y a los que tenían el dinero les preguntaron el precio que pagarían por éstas, el resultado mostró una tendencia interesante: aquellos con tazas exigían hasta el doble de dinero para venderlas respecto de lo que ofrecían los que no las tenían para obtenerlas. Los que tenían las tazas no querían renunciar a ellas, y pedían más dinero para darlas. Y los que no las tenían no tenían una necesidad urgente de comprar una, y ofrecían cantidades menores para obtenerlas.
Este experimento demuestra una idea explorada por los economistas: no asignamos valores fijos a las cosas, sino que la percepción de su costo cambia en virtud de aspectos como si ya tengo tales cosas o no. Esta idea, llamada “aversión a la perdida”, explica que renunciar a algo nos pesa más que lo que nos satisface conseguir exactamente la misma cosa; y muestra lo complicado de las decisiones humanas. Y a los abogados nos puede enseñar algunas lecciones.
Los abogados han comenzado a estudiar ideas de la economía conductual para potenciar ideas legales. Por ejemplo, la mencionada aversión a la pérdida explica por qué la protección legal otorgada a los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales como el derecho a la vivienda, al agua o a la salud suele ser mucho más limitada. A la vez, la defensa de los derechos civiles y políticos como la libertad personal o el derecho al voto es más amplia.
Mientras que los derechos civiles y políticos se piensan más como una exigencia para que no me quiten derechos, como que no me arresten sin razón o se me deje votar; el dar vivienda o sanidad se perciben más como gastos no tan necesarios. Además, que el Gobierno proporcione vivienda o sanidad suele ser percibido como si se diera a las personas algo que no tienen, es decir, como ganancias.
Otro aspecto de interés legal y estudiado por la economía es el relativo a la toma de decisiones judiciales. Para la ciencia económica, muchos factores pueden explicar éstas, ya sea que los jueces prefieran hacer menos o más esfuerzo, que busquen prestigio y popularidad, o que eviten que sus decisiones sean anuladas por tribunales superiores.
Finalmente, los hallazgos de los economistas otorgan aportes muy útiles sobre cómo hacer leyes que impulsen mejores hábitos para nuestro bienestar. Todo lo que se necesita es un pequeño empujón: quitar la sal de la vista de los comensales, colocar la comida más saludable a la altura de la vista de los clientes en los supermercados o renovar por defecto los seguros médicos no son políticas improvisadas, sino probados métodos que afectan las decisiones.
En la búsqueda de prácticas que mejoren las condiciones de vida de las personas, los abogados acuden cada vez más a los conocimientos de otras ciencias para explorar lo que ellos no ven. Como con las artes y las ciencias exactas, los hallazgos de la economía nos muestran las complejidades de la naturaleza humana. Y, aún mejor, nos dan lecciones valiosas para el mejor ejercicio de los derechos.
@jfreyes
El autor es Auxiliar de Investigación de la Academia IDH
Este texto es parte del proyecto de Derechos Humanos de VANGUARDIA y la Academia IDH