La estupidez y el nuevo TLC
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La celebración mexicana del nuevo acuerdo comercial con Canadá y Estados Unidos debe entenderse en su relatividad. La satisfacción entre políticos y empresarios de nuestro país no emana de la convicción de que el USMCA sea mejor para México que el NAFTA –no lo es– sino del gran temor que se tenía de que las cosas resultaran peor de lo que finalmente resultaron. Es decir, el presidente Donald Trump fue fiel a su estilo negociador y se salió con la suya: amenazó, estiró la cuerda y suscitó miedo en sus interlocutores, con lo cual logró varios de los cambios que quería. Si el parámetro es la expectativa pesimista generada por Trump, nos fue bien; si es el antiguo tratado, que seguiría en vigor si él no fuera presidente, nos fue mal.
Es importante poner esto en perspectiva porque Enrique Peña Nieto acaba de proferir una patraña que los mexicanos no podemos tragarnos. Dijo, en una de esas entrevistas de despedida con las que en vano pretende revertir la reprobación a su Presidencia, que el éxito de la renegociación demostraba el acierto de haber traído a Donald Trump a México. Falso. Haber apostado por el republicano con esa humillante reunión en Los Pinos, cuyas imágenes con el escudo nacional de fondo le ayudaron a levantar su declinante candidatura, fue una soberana estupidez que nada bueno redituó. Si Peña Nieto creía que las habilidades de Luis Videgaray incluían la premonición, debió haberlo mandado a hacer el acercamiento allá, en territorio estadounidense, con quien adivinaba presidente, en vez de bridarle aquí lo que para efectos prácticos le serviría al candidato antimexicano de acto proselitista.
Los siete puntos que Peña perdió ese día en las encuestas no redituaron. México no ha recibido nada a cambio de ese favor ni de todos los demás que este gobierno le ha hecho a Donald Trump. Videgaray perfila ya una función de nado sincronizado mediático para convencer a la opinión pública de que así, con sumisión y entreguismo, nuestro país ha sido bien tratado por Trump. Mentira. Sus contadísimas y minúsculas concesiones han sido producto de la presión de su electorado, lo mismo en el caso de los "dreamers" que en la separación de niños migrantes de sus familias, y si no construye el muro es porque su Congreso no le autoriza los recursos para hacerlo; por lo demás, están intactos su endurecimiento migratorio y su nulo respaldo en el único tema de la agenda bilateral que puso el #priñanietismo: el tráfico de armas. En el nuevo TLC solo escuchó las voces de su empresariado. Y probablemente los mexicanos habríamos perdido menos si el secretario de Relaciones Exteriores no hubiera metido su cuchara servil en la negociación y hubiera dejado que el secretario de Economía condujera cabalmente el proceso. Más aún, los canadienses, cuya postura fue siempre firme, quedaron mejor parados que nosotros. ¿De veras siguen creyendo Enrique Peña Nieto y Luis Videgaray que es provechoso negociar con Donald Trump como yes men, o simplemente buscan otro tipo de provecho?
Me congratulo de que no se haya dado el escenario comercial catastrofista. Felicito a los negociadores mexicanos del equipo saliente y del entrante y a los del sector empresarial, quienes hicieron muy bien su trabajo. Habrá que leer, sin embargo, las letras chiquitas, y ver si Trump no le arrancó al canciller algún otro trabajo sucio en la frontera sur. Y habrá que estar atentos a lo que ocurra a partir de diciembre. No sé qué hará Andrés Manuel López Obrador en torno a la migración centroamericana, pero casi puedo asegurar que su Cancillería no seguirá las instrucciones de la Casa Blanca con respecto a Venezuela, por ejemplo. Creo que el gobierno de Estados Unidos no ha calibrado la política de no intervención lopezobradorista y no ha previsto la respuesta que recibirá cuando le exija apoyarlo en la arena internacional. Quizá la cooperación mexicana conserve los mismos niveles, pero dudo que el statu quo se mantenga en todos los ámbitos, incluido el de las drogas. Como Donald Trump, López Obrador tiene límites que su base social le impide rebasar.
Twitter: @abasave