La inminencia

Politicón
/ 12 noviembre 2018

El día del derrumbe,

por más que lo anticipes

no podrás conjurarlo,

aunque todo lo avise,

recibirás incrédulo

en la tierra no firme

el golpe del naufragio,

te ahogarás en la sirte

como polvo en el polvo

que se resiste a irse.

Serás como Jonás

en vísperas de Nínive,

abrazando en las olas

el cuerpo de Anfitrite,

sin acatar más orden

que el que su cuerpo dicte,

ignorando el mensaje

que en sus huesos se imprime.

O mejor, cual Jonás

en el barrio limítrofe:

nunca profetizó

y temeroso vive

de que su Dios colérico

otra vez lo visite.

Morirás sin haber

consumado la triste

misión que te encargaron

y estibarás el bulto

a la isla de Circe,

en donde como un cerdo

habrán de maldecirte

los vientos y las aguas,

hasta que te conmine

de nuevo la ansiedad,

la impaciencia y avistes

otra vez la desgracia

de la que siempre huiste,

esta oscura inminencia

a la que al fin te rindes.       

 

 

 

Lluvia

 

 

 

Llueve, pues, desde siempre

 

nos abruma la lluvia,

 

hace horas la escucho

 

con sus tercas argucias

 

y sus sofismas líquidos

 

sobre el tiempo, me anuncian

 

que habrá de durar hasta

 

que se duerma la Musa.

 

Llueve y en cada gota

 

de sí misma se burla,

 

de pronto se recoge

 

en una pausa abrupta,

 

pero insensiblemente

 

su elegía, si culta

 

original, reanuda

 

en el ascenso oblicuo

 

y con sus joyas pulsa

 

barrotes de las cloacas,

 

se apaga, cornamusa

 

en paredes de musgo,

 

y con estrofa abstrusa

 

como antigua Nausícaa

 

reanuda danzas rústicas,

 

ojera melancohólica,

 

sudor de estatua ebúrnea,

 

charlatana grandílocua

 

educando a las putas

 

con doctrinas erráticas

 

que sanciona la luna,

 

alcahueta en harapos

 

que ha escaldado su alcuza,

 

la lluvia clandestina

 

que recoge en las grutas

 

leyendas incestuosas

 

y crónicas adúlteras,

 

cuerpos refocilados

 

en los bloques de bruma,

 

los sueños secuestrados

 

por la grima y la incuria:

 

a batallas soñadas,

 

pabellones de espuma.

 

 

 

(12 de noviembre)

 

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