La mercadotecnia del recorte
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Pareciera que el gobierno hizo un gran esfuerzo para proponer a la Cámara de Diputados un recorte de 221 mil mdp (-6%) al gasto “programable”, que es el que financia los programas de todas las secretarías. Sin embargo, al mismo tiempo solicitó un aumento considerable, de más de 120 mil mdp (+12%), en el rubro del gasto “no programable”, que se destina a pagar pasivos, como el costo financiero de la deuda, por ejemplo. El recorte neto propuesto para 2016 es entonces de sólo 93 mil mdp, un monto menor al que se dio durante el presente año.
En época de vacas flacas, ciertamente es muy astuto solicitar aumentar la bolsa “destinada” al pago de pasivos: es la mejor manera de vender un menor recorte. Lamentablemente, esta estrategia podría ser una maniobra para disimular los verdaderos planes del gobierno y el recorte anunciado al gasto programable podría llegar a reducirse. En efecto, no hay garantía de que todos los recursos que supuestamente van a destinarse al pago de pasivos realmente lo terminen haciendo, ya que la SHCP tiene amplísimas facultades para cambiar el destino del gasto aprobado durante la ejecución del Presupuesto. Así, el gasto que quede asignado al pago de pasivos en el Decreto de Presupuesto de 2016, puede terminar financiando la publicidad oficial de un programa o más gastos administrativos.
La mercadotecnia del recorte no es nueva. En presupuestos anteriores se observa que efectivamente suele haber reasignaciones de los programas del gasto “no programable” a los del gasto “programable”. Así, en promedio, cada año desde 2007, el gasto programable ejercido representa aproximadamente 267 mil mdp más de lo aprobado. En cambio, cada año el gasto no programable que efectivamente se ejerce es en promedio 34 mil mdp menos de lo asignado.
Un ejemplo concreto de los recortes que suelen realizarse durante el ejercicio al gasto no programable es el correspondiente al Ramo 24 “Deuda Pública”, que dejó de ejercer más de 67 mil mdp entre 2005 y 2014. Sólo en 2014, no ejerció más de 17 mil mdp. Si este cajón de gasto ejerció sistemáticamente un monto menor al que se le aprueba, ¿por qué para 2016 se pretende incrementar su presupuesto en más de 37 mil mdp? ¿Si será para pagar pasivos o bien para reasignar recursos discrecionalmente en el ejercicio del gasto? No lo dejemos a la suerte.
Hacemos un llamado a la Cámara de Diputados para que incluya disposiciones específicas en el Presupuesto de Egresos de 2016 que limiten las reasignaciones de recursos del “gasto no programable” al “programable” realizadas por la SHCP. Obliguemos a que los recursos del gasto no programable se destinen al pago de pasivos, respetando el espíritu de la aprobación original, que obedece a la solicitud de la propia SHCP. En caso de que sea necesario reasignar recursos a programas del gasto “programable”, la SHCP debería tener que solicitar autorización a la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública, justificando el porqué del cambio.
Mantener disciplina en el gasto programable y favorecer el pago de pasivos y sus costos asociados es importante porque la deuda ha crecido a un ritmo preocupante e ininterrumpido desde hace cinco años. Además, no tenemos certidumbre del tamaño del déficit. Mientras la SHCP estima que el endeudamiento para 2015 cerrará en 47% del PIB, el Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que será más del 51%.
Es urgente implementar mecanismos de buena gobernanza durante el ejercicio del gasto público. Así, la medida recomendada representaría un buen incentivo para que la SHCP someta a la Cámara de Diputados presupuestos más realistas, sostenibles y consistentes con los retos financieros que hoy enfrentan nuestras finanzas públicas.