La ‘nueva normalidad’, un cúmulo de diferencias en todos los órdenes de la vida
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El aburrimiento, el tedio surge cuando las acciones se repiten como en una línea de ensamblaje de un auto
La literatura siempre nos otorgará las respuestas adecuadas para soportar y explicarnos el mundo “real”. La ficción siempre irá un paso adelante a la huidiza realidad. El personaje Danton, de Büchner, espeta en un memorable diálogo al ser precipitado y urgido de que se vista por otro personaje, Camilo. Le responde Danton: “Esto es muy aburrido, siempre la camisa primero y luego los pantalones y por la noche meterse a la cama y por la mañana volver a levantarse y poner siempre un pie delante del otro, no hay ninguna perspectiva de que esto cambie”. Siempre un pie y luego el otro, caminar, ponerse el bozal en el rostro. Aplicarse pegamento en las manos (gel, le dicen), pasar a dos metros de distancia del vecino, no saludarlo, no interactuar con nadie… el aburrimiento, el profundo aburrimiento. Eso es lo que ahora se practica como la “nueva normalidad”.
El aburrimiento, el tedio surge cuando las acciones se repiten como en una línea de ensamblaje de un auto. Una y otra vez el movimiento mecánico de poner la misma bujía en el mismo e idéntico orificio. Ponerse gel, ponerse el bozal, caminar, trabajar, regresa, dormir. Se siente en el ambiente un vacío de acontecimientos brutal. Ya es agotador lo anterior y apenas va empezando. Feliz el hombre del día de ayer que creyó y tenía fe en que había un Dios, un maestro llamado Jesucristo y el espíritu santo. No más. Las prohibiciones todo lo marcan ahora en la vida, con la llegada de esta “normalidad”.
En la industria automotriz, que le da vida a la mayor parte de la región sureste de Coahuila (Saltillo, gobernado por el Cowboy Urbano, Manolo Jiménez; Ramos Arizpe, bajo la égida del alto ejecutivo José María “Chema” Morales; Arteaga e incluso, ejidos y pueblos de Derramadero y General Cepeda que ya forman parte de este corredor industrial), las medidas que ya se están empleando son kafkianas, pero necesarias.
A más de 250 mil personas se les debe de poner gel en sus manos antes de abordar su transporte de personal. Deben de llevar cubrebocas. No ir con sobrecupo el urbano. Incluso deben de transitar con al menos 50 por ciento de su capacidad. Por lo cual y es lógico, deberán hacer más viajes o traslados de transporte de personal. Se consumirán más carburantes, se invertirá más en horas/hombre de trabajo y de pérdida de tiempo. Habrá más contaminación ambiental, la cual se había rezagado. Se les deberá de tomar temperatura a los más de 250 mil empleados de la industria diariamente y aplicárseles un cuestionario de salud. Todo, en tiempo récord. ¿Y la participación y apoyos del Gobierno Federal de Andrés Manuel López Obrador? Pues no, no hay ningún apoyo ni directriz. Todo trabaja a cuentagotas y todo se reactiva poco a poco. El semáforo de reactivación defeño no ha tenido ningún eco en las ciudades de tierra adentro. Nadie lo quiere. Nadie le hace caso.
ESQUINA-BAJAN
La secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, lo quiere imponer. Pocos o nadie hace caso al día de hoy. La nueva “normalidad” es un cúmulo de diferencias en todos los órdenes de la vida. En materia educativa, algunas instituciones buscan regresar a clases. La Secretaría de Educación Pública dice que no. Rebeldes, hiperactivos por naturaleza, los jóvenes están confinados y no pocas veces solos y en soledad. Los jóvenes, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), son el segmento de la población que más está padeciendo la crisis sanitaria por las consecuencias sociales, psicológicas y económicas.
En esta materia, se atravesaron elecciones para director en la Escuela de Sistemas de la Universidad Autónoma de Coahuila y en la Facultad de Jurisprudencia. ¿Qué hacer para votar en esta alerta sanitaria y confinamiento obligado, si los muchachos están tomando sus cursos y materias en su casa a través de las herramientas de internet? Pues igual, que voten al candidato de su preferencia desde su residencia. No es lo más deseable, pero sí necesario al no poder asistir de manera presencial a votar en una urna. Con éxito se llevó a cabo la elección en la escuela de Sistemas de Torreón. En el calendario se avizora una elección siempre problemática: Jurisprudencia.
En esta nueva “normalidad”, tal vez sea por estos días de junio o a más tardar en septiembre, cuando de manera digital o presencial se realicen las elecciones en esta Facultad. Son alrededor de 520 alumnos, pero dicha escuela tiene influencia social. En su momento, tres egresados de aquí manejaban los hilos del estado: Rubén Moreira, Miriam Cárdenas y Gregorio Pérez Mata. Hoy, hay dos candidatos a dirigir los destinos de una escuela de capa caída: Alfonso Yáñez Arreola y Raúl Felipe Garza Serna. El primero, un académico de linaje y prosapia con más de 18 materias en las cuales ha dictado cátedra. El segundo, de avinagrado recuerdo para todos.
Cuando Garza Serena era el todopoderoso procurador de Justicia del Estado en tiempos de Eliseo Mendoza Berrueto, y cuando debido a las críticas y obuses enderezados a ellos por la pluma del editor José Guadalupe Robledo para amedrentarlo y cortar de tajo con dichos señalamientos, le mandó a sembrar una arma de fuego a su hijo, Ernesto, en una camioneta en la cual se distribuía su publicación. Puf. Hechos lamentables aún hoy y a lustros de los acontecimientos. La mala fama no se lava con jabón. ¿Dichas mañas y maneras de operar de Garza Serna perdurarán hoy en día en su accionar cotidiano en Jurisprudencia?
LETRAS MINÚSCULAS
“Nueva normalidad”. La verdad este ya no es mi mundo. De normal ya no hay nada. Regresaré al tema.