La pradera se puede incendiar
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La crisis del Covid-19 nos ha llevado a una agudización de estos fenómenos. Cuidado, porque la pradera está más seca que nunca y se puede incendiar más fácilmente...
En medio de una pandemia que amenaza con prolongarse en una extraña “nueva normalidad”, por todas partes huele a un severo desajuste global y rebrotan expresiones de más violencia y racismo. ¿Vamos hacia un mundo con más criminalización de la pobreza? Sólo dos ejemplos emblemáticos: George Floyd y Giovanni López.
Las escenas que hemos visto estos días en Estados Unidos ante el asesinato de George Floyd por la brutalidad policiaca, y en Jalisco por el asesinato de Giovanni López en el municipio Ixtlahuacán de los Membrillos, (otro caso de brutalidad policiaca), no son una novedad, los hemos visto muchas veces antes, pero ahora nos anticipan que la vida pospandemia puede complicarse y llegar a incendiar la pradera.
Trump en la Casa Blanca se ve como un presidente acorralado, que tuvo que encerrarse en el sótano cuando llegaron las manifestaciones frente a su puerta por el asesinato de Floyd. La crisis del COVID-19 ha golpeado gravemente a ese país, han perdido la vida 110,689 personas (Johns Hopkins University, (8/VI/2020), y en el mes de abril 20 millones se quedaron sin empleo, una pesada carga económica que tardará mucho tiempo en recuperarse (CNN). La incertidumbre y la salida del encierro por el COVID-19 han generado una gran confrontación social. El asesinato de Floyd canaliza la rabia en contra de la brutalidad policiaca racista. El hartazgo por un problema histórico y sistémico ha generado otra vez una gran explosión social. Estas protestas expresan la polarización que se vive en Estados Unidos con Trump. De nuevo miles y miles salen a la calle a lo largo y ancho del país y la protesta se globaliza. La consigna es un símbolo: black lives matter. La novedad es la respuesta del presidente, un tipo racista que llamó a la ley y el orden, como la serie de televisión, y amenazó con mandar al ejército a las calles. Trump, con sus múltiples errores, provocó que el sector militar saliera a contradecirlo; el exjefe del Pentágono, Jim Mattis, acusó al presidente de “abuso de autoridad y de querer “dividir al país” (El País, 3/VI/2020). En este clima empezará pronto la campaña política por la presidencia. ¿Podrán derrotar a Trump el mal manejo de la pandemia, la crisis económica y la represión?
En Jalisco, en ese municipio cuyo nombre parece sacado de las obras de sátira política que hacía Germán Dehesa, la policía secuestró y asesinó a un albañil el 4 de mayo pasado, pero la explosión social fue un mes después, cuando se viralizó en las redes un video sobre su detención. La muerte de Giovanni fue la gota que empezó a derramar el vaso. La brutalidad policiaca está cruzada por la pobreza y la violencia clasista. El gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, ha implementado medidas de control autoritario, con penalizaciones a la población, como el marco que llevó a un grupo de policías al abuso de autoridad y al asesinato. En estos días los cuerpos policiacos en Guadalajara, han mostrado su incapacidad, su pésima preparación y su enorme crueldad para manejar la protesta social. El asesinato policiaco de una persona por no llevar cubrebocas es un crimen de estado. ¿Hasta dónde llegará la criminalización de la pobreza?
La protesta de grupos radicales estalló en la quema de patrullas y la destrucción de algunas oficinas del palacio de gobierno. Ante la crisis el gobernador Alfaro, torpemente polarizó más el escenario al responsabilizar al gobierno federal, pero sin probarlo: dijo que todo se planeó desde los “sótanos del poder en la ciudad de México”. Fabricó a un enemigo externo, igual que Trump. Hubo desapariciones y detenciones ilegales, pero Alfaro asegura que hay grupos de fuera que vienen a dañar a Jalisco. AMLO le responde que no lo responsabilice a él y que pruebe sus acusaciones. ¿Cuánto más escalará esta pieza de desencuentros y tensiones entre el centro y las regiones?
Antes de la pandemia ya estaban todas las piezas que hoy vemos, violencia, criminalización, racismo, pero la crisis del COVID-19 nos ha llevado a una agudización de estos fenómenos. Cuidado, porque la pradera está más seca que nunca y se puede incendiar con mucha mayor facilidad que antes…