La reforma humanrightera y la educación en México
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La reforma constitucional en materia de derechos humanos de junio del 2011, además de redimensionar los derechos humanos en el ordenamiento jurídico nacional e incorporar una serie de reglas y principios que los potencializan, impuso la obligación para todas las autoridades de promoverlos, respetarlos, protegerlos y garantizarlos.
Ese cúmulo de obligaciones está dirigido a todas las autoridades, incluyendo por supuesto a las autoridades educativas de cualquier nivel. Sin embargo, a prácticamente ocho años de promulgada la reforma constitucional se advierte que en gran medida las instituciones educativas siguen sin implementar una formación derechohumanista entre sus alumnados y profesorados.
En materia educativa, las obligaciones de promoción, respeto, protección y garantía se traducen en acciones de la más diversa naturaleza, pero todas ellas con la ineludible visión y misión de provocar profundas transformaciones en nuestro modelo educativo, colocando a la persona humana como epicentro.
La sacudida al sistema educativo, que implícitamente trae aparejado el cambio de paradigma impulsado por la reforma constitucional, ha acarreado una serie de resistencias que frecuente y fácilmente se transforman en problemáticas.
Estas problemáticas afectan la efectividad de los nuevos contenidos de los planes de estudios; además obstaculizan y forman resistencias hacia las disposiciones académicas vigentes, lo que impide la formación de generaciones con visión humanrightera.
Las resistencias institucionales están estrechamente vinculadas con el arraigo de las dinámicas académicas tradicionalistas, mismas que impiden los avances que México, a través de sus profesores y estudiantes, urgentemente requiere.
A partir de esta problemática se deberá poner atención en situaciones puntuales, como identificar los motivos que provocan el rechazo de los docentes hacia la implementación y ejecución de los nuevos planes de estudios permeados por los derechos humanos.
Así mismo, se deben implementar estrategias que tienen que ser adoptadas por las instituciones educativas, tales como la selección de herramientas idóneas para sensibilizar a la comunidad estudiantil respecto a la importancia que posee la implementación de nuevos planes de estudios.
Aunado a lo anterior, la mejor solución para atender las problemáticas que se presentan al sortear las vicisitudes relativas a la implementación de nuevos planes de estudios, es la implementación de mecanismos y métodos necesarios para lograr que la resistencia, que existe por parte de un sector focalizado de la comunidad educativa, cambie su postura y logre concientizar la necesariedad de un cambio estrictamente necesario en torno a la enseñanza con filosofía en derechos humanos.
Los nuevos modelos educativos que se requieren impulsar deben encontrarse sustentados en las corrientes pedagógicas del constructivismo y del humanismo, y tomar como punto de partida los cuatro saberes: Saber Aprender, Saber Hacer, Saber Ser y Saber Convivir, procurando eliminar las resistencias que son hasta cierto punto naturales en virtud de que en muchas instituciones educativas no se ha implementado esa perspectiva, impidiendo con ello la formación de auténticos ciudadanos comprometidos con los derechos humanos.
La implementación de una educación transversalizada por los derechos humanos representa un cambio paradigmático en lo que respecta a la enseñanza. En México, la tradición educativa del Siglo 20 se concentraba preferentemente en enseñar/aprender, ahora quien lo que debe fungir como epicentro en la enseñanza es la persona humana.
Ante esta situación resulta obligatorio que cada institución educativa en nuestro País considere que la transversalidad de los derechos humanos debe estar presente en la formación académica de sus alumnos, identificando las posibles problemáticas propias de su implementación, para así sustituir a la resistencia por la disponibilidad para generar soluciones.
Se debe considerar que las principales problemáticas derivadas de la resistencia, respecto a la implementación de la filosofía en materia de derechos humanos, es generada en gran medida por la incomodidad que les representa a muchos profesores el salir de su zona de confort, lo que implicaría dejar de enseñar técnicas repetidas y por inercia sin realizar los ajustes educativos necesarios para su actualización.
En este sentido se deben determinar e implementar un cúmulo de estrategias que contribuyan a la concientización de la comunidad estudiantil, tales como la implementación de talleres, cursos y conferencias dirigidos a sensibilizar al profesorado en lo relativo a la importancia de impregnar la enseñanza con la perspectiva de derechos humanos.
Con base en lo anterior, válidamente se puede concluir que existe una urgente y necesaria actualización en los planes de estudio en la educación mexicana en materia de derechos humanos, y que no se ha realizado a pesar de las múltiples reformas al ordenamiento jurídico mexicano en las que, entre otras muchas cosas, se impone la obligación a todas las autoridades de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos.
@giselagarciaga4
La autora es Coordinadora del Centro de Posgrado y Capacitación de la Academia IDH
Este texto es parte del proyecto de Derechos Humanos de VANGUARDIA y la Academia IDH