Los responsables raíz del homicidio de Abril
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Por formulismos del nuevo sistema penal acusatorio, en las versiones oficiales aparece como Juan Carlos “N”; sus ojos, ocultos con una banda negra en las fotos que divulga el gobierno y se le da el tratamiento de “presunto autor intelectual” del homicidio de su exesposa Abril Pérez Sagaón.
Pero si parece pato, camina como pato y hace cuac cuac, el barbaján ese es un pato; se llama Juan Carlos García, fue el CEO de Amazon en México y hasta hace unos días trabajaba en una tienda de electrodomésticos.
Les platico a ustedes las incongruencias que se carga el sistema judicial mexicano: Le pregunté a una de mis fuentes en el Poder Judicial de la CDMX ¿por qué no se publica el nombre completo del tipo ese y le tapan los ojos con esa ridícula franja negra? Y me respondió: “Es para protegerlo, porque es sospechoso y no ha sido declarado culpable mediante juicio”.
Oye -le repliqué- y a la madre que deja huérfanos a tres hijos ¿quién la protegió cuando fue brutalmente golpeada por “Juan Carlos N”?, y a pesar de que envió una carta a los jueces encargados del caso advirtiéndoles que temía por su vida, esos mismos magistrados lo dejaron libre cuando reclasificaron lo que hizo, de tentativa de feminicidio a violencia familiar.
Sentí por el teléfono cómo mi fuente se encogía de hombros, antes de soltar la siguiente explicación: “Bueno, pues no sé si sepas, pero están suspendidos y bajo investigación los jueces de Control, Federico Mosco González y Luis Alejandro Díaz Antonio, por ser quienes intervinieron en la liberación del sujeto”, me dijo.
¿Y eso qué?, le respondí, cuidando de no llevar más allá mi encabronamiento, elegantemente llamado “indignación” –el mismo que alienta a millones de mexicanos ante lo sucedido– porque no quiero perderlo como fuente de información.
Es la historia de siempre: muerto el niño, a tapar el pozo. Lo que le ocurrió a Abril pudo haberse evitado si no se hubieran dado los fallos fatales de Mosco González, juez que reclasificó el delito de lesiones y violencia familiar con el argumento de que “si Juan Carlos García la hubiera querido matar, la mata despierta, no dormida.”
Héctor Jiménez, magistrado del Poder Judicial de la CDMX, quien ordenó retirar la prisión preventiva como medida cautelar del tipo de los ojos cubiertos.
Y Carlos Trujillo Rodríguez, juez que ordenó el 8 de noviembre la libertad del principal sospechoso de este feminicidio.
Uno de los ejes de la 4T -dicho por el propio presidente- es resolver los problemas de México yendo a las causas raíz.
En esa tónica, la raíz del asesinato de Abril está en los remedos de leyes que nuestros legisladores –diputados locales, federales y senadores– permiten debido a su incompetencia.
En Estados Unidos, si un automovilista mata a un perro, va a bote. En México, si un conductor mata a un transeúnte o a los ocupantes de otro vehículo en un atropellamiento o en un choque, sale libre pagando una fianza menor a los 300 mil pesos y si anda ebrio, va a la cárcel, pero lo liberan al poco tiempo y más si se arregla con los familiares de los fallecidos.
En EU, no existe el delito de violencia familiar como se le tipifica en México. Si un pelado golpea a su esposa, novia o pareja, lo meten al bote y dependiendo de la gravedad de las lesiones, puede pasar hasta 20 años en la cárcel, sin fianza que lo libere.
En México cualquier remedo de “juez” como los citados aquí arriba, puede revocar o reclasificar un delito de intento de feminicidio, por uno más benévolo de violencia familiar.
En el vecino país del norte existe el principio de que ninguna ley puede aplicarse subsecuentemente sobre otra para demeritarla, sin que haya evidencias o pruebas suficientes que lo justifiquen.
¿Dónde están nuestros legisladores para volver más severas las penas contra delitos infamantes como el de Abril?
No tardan en pronunciarse en contra de lo ocurrido, de hacer una rueda de prensa para decirse indignados o de dedicarle un minuto de silencio en una de sus “sesiones solemnes” o de hacer un exhorto al poder judicial para que caiga todo el peso de la ley sobre el asesino intelectual y los materiales. Puro cuento.
Tenemos un poder judicial cooptado por el dinero de los influyentes. Busquen el linkedin del exmarido de marras –antes de que lo dé de baja– para que vean cómo presume sus influencias.
Tenemos unos legisladores inútiles, ineptos, incapaces e ignorantes de cómo se le puede hacer para que México tenga leyes de a deveras, severas, que castiguen con todo el rigor, delitos como el abuso de la fuerza de hombres contra las mujeres y niños.
Pocos se escapan de esta categorización, porque encima, están más ocupados de seguir prendidos de la ubre política brincando de una curul a otra, cambiándose de bando como quien se cambia los calzones y trabajando más para sus partidos que para sus electores. No saben hacer más cosa que ésta, salvo muy contadas y honrosas excepciones.
CAJÓN DE SASTRE
“¿Causa raíz del asesinato de Abril, señor presidente? Son las leyes que los legisladores no son capaces de hacer y un poder judicial que se vende ante la influencia de tipos como el tal Juan Carlos "N", el de los ojos tapados”, dice la irreverente de mi Gaby.
placido.garza@gmail.com