Los retos del próximo Congreso de la Unión
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De acuerdo con los resultados preliminares del Instituto Nacional Electoral, la 64 Legislatura del Congreso de la Unión podrá escribir una nueva página en la historia de México.
En primer lugar, es indispensable destacar su integración prácticamente paritaria, es decir, por primera ocasión estará compuesto casi por el mismo número de hombres y de mujeres. Conforme a las estimaciones del INE, la Cámara de Diputados contará con 246 mujeres y 254 hombres, mientras que el Senado de la República irá un paso más adelante teniendo por primera vez en la historia una mayoría de 65 mujeres y 63 hombres.
Según datos publicados por la Unión Interparlamentaria, la presencia de mujeres en los parlamentos de todo el mundo sólo aumentó 0.1 por ciento en 2017. Si esta tendencia permaneciera constante tomaría 250 años al planeta lograr la paridad. Los resultados de México tanto en reformas constitucionales y legales, así como en la composición paritaria de la nueva legislatura, lo convierten en un referente global. Será mandato obligado que esta histórica presencia de mujeres se traduzca en un empoderamiento real en la toma de decisiones y aún más importante, en construir una agenda legislativa integral con auténtico enfoque de género.
Un segundo aspecto, sin duda importante, es su composición política. Morena, un partido político de reciente creación, será la primera fuerza en ambas Cámaras y de consolidarse la coalición “Juntos Haremos Historia” como un solo bloque legislativo contaría con mayoría absoluta en el Congreso. La ciudadanía mandó un mensaje contundente a los partidos que han gobernado a nivel nacional. Tomo como ejemplo la probable composición de la Cámara de Diputados en función de lo que señala el mismo reporte: el PAN ganaría apenas 42 distritos mientras que el PT y PES —partidos coaligados con Morena— en 56 distritos cada uno; el PRI únicamente obtendría seis distritos; el PVEM, cinco; y el Nueva Alianza, dos; especial mención merece MC que obtuvo 18 curules por el principio de mayoría relativa mientras que el PRD tan sólo ocho.
A partir del 1 de septiembre nos encontraremos con una nueva realidad, por lo que el nuevo Congreso deberá fortalecer un ánimo de pluralismo no sólo en el respeto, diálogo y acuerdos entre las fuerzas políticas habiendo una coalición con un respaldo mayoritario, sino también en una real apertura a la ciudadanía y en una ejemplar rendición de cuentas.
Un tercer aspecto es la tarea del próximo Congreso, que no será menor. Andrés Manuel López Obrador ha manifestado su ambición por lograr una transformación histórica de México y si bien su determinación y dedicación para definir e implementar políticas públicas es conocida, también será necesario traducir muchos de esos compromisos en una agenda legislativa coherente con la transformación.
La austeridad gubernamental necesita manifestarse tanto en el Congreso como en los presupuestos y la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal; la creación y diseño de la Secretaría de Seguridad Pública requieren tanto de la Ley Orgánica como de todo un nuevo cuerpo normativo que no repita los errores de administraciones y legislaturas anteriores; serán indispensables los acuerdos para numerosos nombramientos y ratificaciones en los que López Obrador se ha manifestado en pro de que el Legislativo decida con independencia del Ejecutivo; se deben abrogar los privilegios y fueros, y ahí también habrá que impulsar el proceso de reconciliación, paz y justicia que tanto necesita México, así como la agenda de reformas en materia de derechos humanos que no deben seguir esperando.
Son serios y trascendentes los retos para la próxima Legislatura, el mandato de la ciudadanía fue contundente, las expectativas son altísimas para lograr cambios en nuestro país. Ojalá el próximo Congreso tome decisiones sabias, pero también incluyentes y sea capaz de aprender de los errores y aciertos que hemos realizado en las legislaturas anteriores.