Necrologías LEONARD COHEN La canción Hipnótica se Queda sin voz

Politicón
/ 13 noviembre 2016

Cantautor. Cohen se fue a los 82 años, tras publicar en octubre su último disco.

Se fue con su característica discreción. Leonard Cohen murió el lunes 7 en su casa de Los Ángeles, con 82 años. Su familia quiso evitar el circo mediático y lo anunció la noche del jueves 10. Termina así una de las carreras más atípicas del negocio musical: el literato que se convirtió en estrella del pop. Aunque lo de “estrella” necesita ser puntualizado.

Cohen ya era treintañero cuando se empeñó en dedicarse a la canción. Nacido en 1934, en Montreal (Canadá), en el seno de una familia dedicada a la industria textil, había desarrollado una respetable carrera literaria concretada en cuatro poemarios y dos novelas. Pero esos afanes apenas generaban ingresos: vivía muy modestamente en la isla griega de Hydra, en compañía de la noruega Marianne Ihlen, gracias a ayudas institucionales y un fondo establecido por su difunto padre.

Admitía sus carencias en recursos musicales, una inseguridad que le llevó a un disco tan turbulento como “Death of a ladies man”, hecho con el trastornado productor Phil Spector. Y demostró una flexibilidad nada común en su gremio, al adoptar modos de techno pop en I’m your man (1988), que le supuso un pico de popularidad: le encantaba que su First we take Manhattan se bailara en discotecas. Más adelante, sin embargo, su dependencia de los sintetizadores y los estudios caseros le llevaría a cierto empobrecimiento estético, que remedió en su tramo final.

A partir de 1994, la música dejó de ser una prioridad; también dejó de publicar poesía. Sus cinco años como monje budista en California respondieron a una necesidad espiritual, que no supuso la renuncia al judaísmo de sus mayores.

 

LA TRAICIÓN

Su distanciamiento de las cosas terrenales también le costó caro. En 2004, cuando preparaba la jubilación, Cohen descubrió la traición de su manager, Kelley Lynch. Aparte de tomar decisiones absurdas, Lynch había vaciado su cuenta corriente; cinco millones de dólares se evaporaron en nebulosas inversiones. Con reticencia, Cohen se querelló contra su representante. Ganó el juicio pero no recuperó el dinero (y Lynch fue su pesadilla, hasta que fue condenada por acoso a 18 meses de cárcel).

Fue una extraordinaria prórroga. Al frente de una formación extensa, a partir de 2008 recorrió el planeta. Finalmente aceptado como el artista único que era, fue cabecera de cartel en festivales como Glastonbury, Coachella o el FIB. Ofrecía conciertos generosos. En 2009, se desmayó en una actuación en Valencia y se temió lo peor. Para sorpresa de todos, siguió activo: en la presente década, editaría tres álbumes con canciones nuevas, aparte de testimonios grabados de sus giras.

Cohen compartió sus inquietudes religiosas, sus urgencias amorosas, los horrores del siglo XX; nos hizo más sensibles y escépticos. Fue testigo y protagonista de su tiempo. Un tiempo de gigantes musicales que tuvieron que hacer hueco al poeta de Montreal.

 

RECONOCIMIENTO> Cohen grabó 14 discos de estudio y sus canciones han sido regrabadas por figuras como Bon Jovi, Justin Timberlake y Bono.

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