Responsabilidad social empresarial: de la teoría a la práctica
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Si bien el término de responsabilidad social empresarial no es nuevo ni exclusivo de nuestro siglo, sí es un tema que ha tomado auge y fuerza como nunca antes en los últimos años en todo el mundo.
En México, fue hace dos décadas cuando el Centro Mexicano para la Filantropía, A.C. (Cemefi) promueve la gestión socialmente responsable en las organizaciones mediante el otorgamiento del Distintivo ESR, esto con plena consciencia del poder y alcance que las empresas tienen para lograr cambios significativos en el entorno social, económico y ambiental.
Aunque la responsabilidad social ya era parte del ADN de algunas organizaciones sin necesidad de que un tercero lo avalara, el Cemefi vino a ponerle nombre y a darle sentido a todas esas acciones que las organizaciones ya llevaban a cabo y a despertar el interés de otras tantas empresas que creían que su único fin era el económico sin considerar el impacto.
En las siguientes líneas veremos cómo, de manera paulatina pero constante, la responsabilidad social comienza a permear en las empresas convirtiéndose en la estrategia para el cumplimiento de objetivos empresariales con una visión nueva e innovadora.
Fue en el siglo pasado cuando Howard R. Bowen definió la responsabilidad social en su libro Social Responsibilities of the Businessman (1953) como “las obligaciones de los empresarios para impulsar políticas corporativas para tomar decisiones o para seguir líneas de acción que son deseables en términos de los objetivos y valores de la sociedad”. En esta definición vemos como Bowen consideraba a los empresarios como individuos libres con poder de acción en la toma de decisiones.
Varios son los autores que desde ese entonces y hasta los tiempos actuales han compartido su definición de responsabilidad social, así como Instituciones nacionales e internaciones que han hecho su aportación a este concepto. Así lo comparte Estrella Barrios en su libro titulado “Responsabilidad Social Corporativa, de la noción a la gestión” (2019, págs. 34-44) en el que encontramos un compendio de todas estas definiciones. Les comparto sólo algunas para mi sobresalientes, adicional por supuesto a la definición de Bowen anteriormente referida, y que en lo personal me hacen mucho sentido de cómo se vive hoy en día:
“La responsabilidad social implica una postura pública hacia la economía de la sociedad y los recursos humanos y una disposición a ver que aquellos recursos son utilizados para fines sociales y no simplemente para los intereses de un particular o una empresa”. (Frederick, 1960, pág.60).
“Supone que una empresa no solo tiene obligaciones económicas y legales, sino que también tiene ciertas responsabilidades con la sociedad que van más allá de las obligaciones económicas y legales”. (McGuire, 1963, pág. 144).
“La gestión de dicha responsabilidad social supone el reconocimiento e integración en la gestión y las operaciones de la organización de las preocupaciones sociales, laborales, medioambientales y de respeto a los derechos humanos, que generen políticas, estrategias y procedimientos que satisfagan dichas preocupaciones y configuren sus relaciones con sus interlocutores”. (Cuesta y Valor, 2003, pág. 7).
Sorpresivamente encuentro en todas las definiciones que nos comparte Barrio, E. (2019) múltiples similitudes a pesar de que el contexto social, empresarial y económico en cada una de las décadas referidas hasta nuestros tiempos fue muy diferente una de otra, por lo que puedo rescatar que todos los investigadores concuerdan en que la responsabilidad social se refiere a:
Compromiso público Voluntario Acciones más allá de lo legal Entender y atender las expectativas de los grupos de interés (stakeholders) Buscar el bien común Mejorar las condiciones sociales, ambientales y económicas Poder de acción Aunado a lo anterior, debemos tener presente la relación de la responsabilidad social con los conceptos de ética y moral. No me queda duda de que los investigadores e instituciones referidas por Barrio (2019) son muy conscientes del poder de las empresas como agentes de cambio.
Una vez que nos queda claro lo anterior, podemos entender que la responsabilidad social utilizada como estrategia de negocio le permite a la empresa encontrar un camino diferente de hacer las cosas dándole una ventaja competitiva, entendiendo por estrategia en palabras de Michael Porter como “una forma distinta de competir creando un valor distintivo para el consumidor permitiendo a la compañía prosperar y lograr una superior rentabilidad”. (Entrevista en Axon Logística, 2012).
Para lograrlo, las empresas deben integrar la responsabilidad social en su estrategia del negocio de manera transversal en cada uno de sus pilares, generando valor a cada uno de sus grupos de interés.
La responsabilidad social no es exclusiva de grandes empresas con grandes recursos, su efectividad sin distinción del tamaño, servicio o sector al que pertenezca la empresa depende, en principio, en comprender qué es la responsabilidad social, comprender qué es lo que les corresponde hacer y en medida de sus posibilidades actuar creando valor compartido. Entendiendo que cada empresa vive de manera diferente la responsabilidad social y que cuentan con recursos limitados, en el ejercicio de perspectiva de la responsabilidad social encontrarán sin duda el interés legítimo que les permitirá cumplir con los objetivos empresariales.
Para comenzar en éste camino lo primero es identificar, desde su contexto empresarial, cuales son las necesidades y/o expectativas de sus grupos de interés, y entonces así, delimitar su campo de acción; conocer toda su cadena productiva o de servicios es esencial para identificar esas necesidades o expectativas de sus grupos de interés.
Me causa cierta tristeza que siendo un tema bien entendido desde hace ya varias décadas, no fue sino hasta hace poco que está tomando mayor relevancia y creo que tiene que ver en parte por la conciencia actual de los problemas sociales y ambientales que antes se veían lejos de llegar y hasta absurdas, pero que hoy en día nos están rebasando.
Cada empresa debe analizar, entender y atender lo que le corresponde de responsabilidad social de acuerdo a su producto o servicio, así como el sector empresarial al que pertenece; sin duda, las empresas no son responsables de todos los males sociales, por lo que no siempre tendrán el alcance de solucionar todo.
La responsabilidad social no es una opción, es una necesidad para la sustentabilidad de las empresas y para el bien común. ¡He dicho!
Claudia González Huerta
Directora General de Forbairt, S.C.