Rumbo a la identidad digital
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El 13 de noviembre pasado, el INE celebró el Segundo Foro de Agenda Digital: Innovación Social y Participación Ciudadana, una reunión de expertos para analizar los desafíos en la incorporación de la tecnología con el fin de empoderar a la ciudadanía. Las áreas de oportunidad que el desarrollo de las nuevas tecnologías de la información está abriendo son enormes para las instituciones públicas, los procesos democráticos y la construcción de ciudadanía.
Con los teléfonos inteligentes está sucediendo lo mismo que en su momento ocurrió con el automóvil, la televisión y otras innovaciones. Lo que era un lujo sólo al alcance de la población de mayores ingresos, se ha vuelto de acceso generalizado.
Asimismo, la velocidad a la que viajan los datos en la red celular se incrementó dramáticamente con llegada de la tecnología de cuarta generación (4G). La 5G está a la vuelta de la esquina y promete una revolución de alcances aún mayores. Lo que el futuro nos depara se puede predecir con cierta confianza: más gente conectada, con dispositivos móviles más inteligentes y con volúmenes de datos más grandes viajando a velocidades mayores.
Las nuevas tecnologías de la información están provocando grandes cambios en la economía y en el mundo de los negocios. Su aplicación está poniendo al alcance de una población cada vez más amplia bienes y servicios antes restringidos a ciertos segmentos, al disminuir precios o eliminar barreras de acceso. Un ejemplo de ello es lo que está pasando en el sector financiero con la nueva industria conocida como Fintech, que presta servicios por internet.
El cambio tecnológico también ha impactado el funcionamiento del gobierno y de todo el sector público. La calidad de algunos servicios públicos ha mejorado gracias al uso del internet. Los trámites y pagos de servicios en línea han liberado a los ciudadanos de las largas filas del pasado, al mismo tiempo que disminuyen sus costos. Con ello la transparencia y el acceso a la información se han potenciado. Las áreas de oportunidad identificadas son enormes, por el potencial de beneficios para la ciudadanía.
Sin embargo, de las discusiones del Segundo Foro de Agenda Digital se desprende que en México enfrentamos un obstáculo que limita el avance: la falta de un sistema de identificación personal. Sin sistemas confiables de autenticación de identidad, la posibilidad de ampliar servicios en línea se ve restringida.
El Registro Federal de Electores, que el INE administra, puede constituir una solución al problema. Actualmente, mediante convenios con instituciones, principalmente financieras, el INE proporciona servicios de autenticación de identidad en línea y en tiempo real, mediante el cotejo automatizado de huellas dactilares. Este sistema, que requiere presencia física del ciudadano, hoy en día lo utilizan 20 instituciones financieras que concentran el 80 por ciento de los usuarios. Si las autoridades reguladoras lo hicieran obligatorio podríamos avanzar mucho más rápido.
El reto que tenemos por delante es transitar a un sistema de autenticación que no requiera presencia física del ciudadano. Por ello, el INE ha empezado a incorporar la tecnología de reconocimiento facial en sus propios procesos, para luego ponerlo a disposición de instituciones que utilizan la credencial para votar como medio de identificación. Este es un primer paso que nos permitirá avanzar hacia la identidad digital. Necesitamos como país terminar de armar un sistema nacional de identificación que incorpore la autenticación en línea. Solo así podremos acercarnos a países que van delante de nosotros en integrar a su población al mundo digital, y aprovechar los beneficios económicos y sociales que conlleva.