Simular con la verdad

Politicón
/ 4 diciembre 2016
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“Fidel, Fidel, qué tiene Fidel, que los gringos no pueden con él”. El conocimiento de la Revolución Cubana lo adquirí de un singular personaje: César Ledesma.

El estudio del pintor y escultor y la casa en la Magdalena Contreras eran la galería de los sucesos que precedieron la llegada de Fidel al poder en Cuba, en una narrativa plástica. Años después y en parte producto de mi sueldo por trabajar en el inventario de Moto Islo de 1976, compré el libro de Rius: “Cuba para Principiantes”, que narra el viaje del caricaturista por la isla y el modelo socialista implementado por el líder y su camarilla.

Sin duda que Fidel Castro siguió el método implementado por los tiranos del siglo XIX y principios del XX: héroe de guerra como lo fue don Porfirio Díaz en su momento, pasó a ser el libertador de su patria (como Trujillo en Dominicana) y finalmente un dictador que hasta el día de su muerte controló el hacer y el decir de los cubanos.

Entrenado por la inteligencia soviética, tuvo el mérito de haber derrocado una dictadura cruel y sanguinaria, implementando planes que beneficiaron a su pueblo como las reformas: laboral, agrícola y educativa. Eliminó los grandes contrastes sociales, aumentó la pobreza y disminuyó la necesidad de tener, aunque el enunciado tenga algo de ilógico.

Su sistema de salud es excelente, lo mismo el transporte en la isla; y no se diga del aparato de Inteligencia del Estado (pregúntenle a Fox en caso de dudas).

Se apoyó el estudio en el extranjero, sobre todo en los países del bloque soviético. Es común encontrarse con personas en la calle que hablan cuatro idiomas, pero que son boleros o lavacoches.

Fuera de su papel de estadista, hay datos interesantes de su vida privada que hablan mucho del poder que ejerció por 47 años. Se casó dos veces y se le conocen 10 hijos: seis de sus esposas y cuatro ilegítimos.

Dalia Soto del Valle, la última esposa de Castro –lo fue durante más de 40 años–, es casi una absoluta desconocida. Huía de las cámaras y se mantenía casi invisible al lado del líder. Cerca de los 60, rubia y de ojos verdes, llevaba el hogar del líder pero nunca se metió en su vida pública.

La amistad de Castro con Gabriel García Márquez se vio fracturada cuando, en 1989, un alto mando del ejército cubano fue fusilado, no sin antes haber sido defendido por el escritor ante Fidel; de esta defensa surgió la duda sobre la relación de Gabo con Pablo Escobar. La versión oficial cubana sostiene que un grupo de oficiales del Ministerio del Interior (Minint), dirigido por Antonio de la Guardia, organizó 15 operaciones de narcotráfico entre 1987 y 1989 e introdujeron en EU, pasando por Cuba, seis toneladas de cocaína procedentes del Cártel de Medellín.

Se dice que Fidel trató, con el fusilamiento, de salvar la reputación del escritor, pero éste no lo entendió así.

Hoy Fidel falleció como héroe nacional y un pretendido padre de la patria, entre los hurras de sus seguidores y los gritos de júbilo de sus detractores dentro y fuera de Cuba. El mundo pierde a un político de la vieja guardia que sobrevivió a Allende, a Krushev, a Brézhnev, a Reagan, a Kennedy, a Nixon, pero no a la huesuda. Dicen que sus cenizas serán depositadas en un costal, ya que era alérgico a las urnas.

DESPERDICIOS LOCALES
¿Será suficiente con un desplegado que un simulador recupere su inexistente “honorabilidad social”, alguien que hundió el patrimonio del Estado y nos hipotecó por 25 años? ¡Qué vergüenza! Despierta ya, Coahuila, del sueño de los zombies y libérate de tus opresores. ¡Patria o muerte, venceremos!

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