Prado y pradera del notariado en llamas: ¡Gran quemazón!
El problema es que los notarios públicos corruptos ya no se conforman con los emolumentos de su trabajo notarial sino que ahora se han engolosinado con las ganancias ilícitas del fraude, la falsificación, el despojo, la estafa y su connivencia con la delincuencia organizada inmobiliaria que sigue operando con el funesto incentivo de la impunidad. No hablamos de los fedatarios honestos.
Los notarios corruptos de Coahuila cuya pradera ahora arde en llamas, ya venían arrastrando el escándalo de fraudes, despojos e infinidad de prevaricatos con jueces todos, operando como verdadera delincuencia organizada en la trama del Infonavit.
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Desde el mes de septiembre del año pasado hemos venido denunciando en este espacio la podredumbre que existe en el notariado de Coahuila. Fue debido a un fraude que afectó la base familiar del suscrito. Fraude cometido por un notario corrupto de Ramos Arizpe en contubernio con la estafadora Lizeth, que sigue delinquiendo impunemente al igual que dicho notario ladrón. Aquí denunciamos el disimulo del entonces secretario de Gobierno, Fernando Donato de las Fuentes Hernández, como cómplice por omisión de los notarios corruptos. Tan degradante fue el Diablito de las Fuentes que él mismo es un notario balín cuyo Fiat notarial es el mejor ejemplo del cáncer que carcome al gremio: le fue otorgado sin tener mérito alguno para ejercer la fe pública y, por respeto a los difuntos, ya no citamos a quien se lo regaló. El abogado de las Fuentes terminó por derrumbar el edificio civilizatorio del notariado en Coahuila.
Y en efecto, a pocos meses de haber denunciado la putrefacción sistémica en las notarías, el lunes pasado apareció publicado un artículo de la periodista Vanessa Romero Rocha en El País donde arremete contra el corrupto gremio de fedatarios en nuestro estado, una realidad que ya no es posible ocultar.
La realidad que cita la abogada Romero es contundente: Que las notarías en Coahuila nunca se han otorgado en base a la excelencia y honorabilidad que pregona el gremio. Y es muy cierto, basta citar al Diablito de las Fuentes y al notario Saúl (N), carentes de cualquier traza de honorabilidad.
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Asimismo la periodista de El País cita a un grupo de exgobernadores que han entregado notarías de manera perversa en manos equivocadas y que ahora son notarios al servicio de mafiosos. Y hay que aclarar que el gobierno actual de Manolo Jiménez es ajeno a la mugre, roña y cochambre que prevalecen en algunas notarías de la entidad. Pero Vanessa Romero no aclara y generaliza: Ella dice que en Coahuila la corrupción está institucionalizada: “Sus escándalos, disfuncionalidad y coadyuvancia con el crimen son una realidad: corrupción, lavado de dinero, evasión de impuestos, legalización de despojos, constitución de empresas fantasmas, nepotismo y descomunales fortunas. Las notarías representan un negocio sin igual”.
El proyecto político de Manolo Jiménez Salinas contempla con toda congruencia hacer frente a la degradación, corrupción y el quebrantamiento de la fe pública de los notarios ladrones en Coahuila que, no son todos, pero algunos de ellos son de sobra conocidos. La coyuntura exacta la ha plantado el boquiflojo de Marko Cortés al pretender hacer escándalo de sus ambiciones personales. Urge una revisión y una reforma a fondo en el notariado de Coahuila heredado por el nuevo gobierno. Seis cabezas bien cortadas de notarios corruptos serán ejemplo y acicate en el gremio cuyo prado y pradera arden hoy en las llamas de la quemazón.