Opinión
/ 6 diciembre 2021

El panorama económico para México y el mundo sigue siendo incierto y cuesta arriba. La crisis mundial de salud provocada por el COVID-19 y ahora sus variantes han tenido un impacto innegable en las finanzas de los gobiernos, empresas, comerciantes y ciudadanos.

Hoy mismo el famoso tema de los escasez de semiconductores o chips no solamente ha afectado la industria automotriz, sino se ha extendido a la industria de los electrónicos y electrodomésticos, así como a equipos de comunicación como los celulares.

Los números de los indicadores económicos a la fecha son muy fríos, la meta de la inflación que se trazó el Banco de México de 3% para 2021 quedo en el olvido, para noviembre llego a 7.05% y se prevé cerrar y abrir el próximo año con un 8 % promedio. Una inflación no vista en más de 20 años provocada paradójicamente por la reactivación gradual de la economía, la presión del precio en los energéticos, combustibles y la problemática de logística en el acarreo de productos. Al final la oferta no ha podido con la demanda.

Por otra parte, tenemos una disminución en el pronóstico de cierre del crecimiento del país de 3.2% a 5.4% y para 2022 se tendría una cifra baja de alrededor de 3.2%. Sigue una alta dependencia de la economía al tema de las metas de vacunación que se logren a mediano plazo en el país y a contener el número de contagios para no minar de nuevo las actividades cotidianas. Ahora bien, estos fenómenos no nos exclusivos de nuestro país, pues es un fenómeno global con retos que día a día enfrenta todas las naciones.

Si bien es cierto que los problemas económicos como la inflación, el tipo de cambio y el nivel de crecimiento económico como país los resienten de primera mano las poblaciones más vulnerables, lo es también el hecho de tener retos que se debe de enfrentar como sociedad de manera muy inteligente. Tenemos que involúcranos integrando a nuestra vida cotidiana nuevos hábitos de productividad, consumo, ahorro, uso del crédito responsable y presupuesto, todo ello para corregir las deficiencias financieras que se pudieran tener y así ayudar a la economía del país, además de ir sorteando de manera más positiva la problemática económica.

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