¿Qué sucedió con el PAN estatal?

Opinión
/ 16 junio 2023
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¿Qué dicen los hechos? El pasado 4 de junio, el PAN ganó el 6.8% u 89 mil 252 de los votos en contienda para asumir su papel como la cuarta fuerza política de Coahuila. Delante del PAN, quedaron en tercero el PT (13.3%); en segundo Morena (21.4%) y en primero, el PRI (47.3%).

¿Dónde quedó el 31.3% u los 276 mil 661 votos obtenidos por el PAN en 2017? La pregunta es pertinente, porque la diferencia entre la votación de 2017 y 2023 es de 187 mil 409 votos.

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¿Qué sucedió?, ¿le pesó al PAN haber integrado la coalición Alianza Ciudadana por la Seguridad con el PRI y el PRD?

De ninguna manera. Tal supuesto nutre un debate estéril entre un PAN fundamentalista con una visión apostólica de la política, basada en las ideologías de los precursores del PAN, que rechazaría la participación panista en la coalición.

Contra una postura que justificaría con sentido pragmático la misma. ¿Surgió dicho pragmatismo en 2022 con los panistas coahuilenses? De ninguna manera, esa visión panista práctica, aparece desde los años 80s con los “Bárbaros del Norte”. Bautizados así por Carlos Castillo Peraza, ideólogo panista doctrinario, quien escandalizado, en su momento, los caracterizó como “irracionales, fanáticos, provocadores y de una incultura que raya en la barbarie”.

Fueron estos bárbaros los que entendieron con lucidez la función sustantiva de un partido político: acceder al poder sin atorarse -en exceso- en minucias moralistas: y así lo escribieron en sus respectivas carreras políticas, Manuel Clouthier, Francisco Barrio, Ernesto Ruffo, Alberto Cárdenas, Javier Corral, Luis Felipe Bravo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Ricardo Anaya, entre otros.

Por ello, es importante enfatizar la predominancia de un neopanismo pragmático, desde hace 40 años, al menos. Y que justificaría, con mínimos exabruptos de panistas nostálgicos, la participación del PAN en la coalición triunfadora en Coahuila.

Entonces, si el debate no roza de manera significativa la dicotomía fundamentalismo versus pragmatismo: ¿cómo explicar la debacle panista de 2017 a 2023?

Tres elementos explicarían dicha catástrofe: el entorno político nacional cambió de manera drástica. De manera diligente, AMLO construyó durante cinco años, con hechos e ideas, un régimen burocrático autoritario pro socialista, que atenta contra los intereses conservadores de los bastiones tradicionalmente panistas: las clases medias y altas.

¿Qué hizo el PAN nacional al respecto? Poco o casi nada. ¿Intentó reinventar su narrativa e identidad partidista -más allá del golpeteo incesante contra AMLO- para disminuir los temores y las preocupaciones de sus baluartes tradicionales? No.

También, el entorno de Coahuila cambió. Miguel Riquelme, contrario a lo pensado por los panistas en 2017, demostró ser un gobernador con una capacidad puntual -entre otras-: blindó Coahuila del caos destructor de AMLO a nivel nacional y generó confianza entre los coahuilenses. También, ahondó en la profesionalización de los integrantes de su partido para derrotar de manera contundente a Morena en las elecciones intermedias (2014) y en las recientes (2023), con una participación importante de las clases medias y altas.

¿Qué ocurrió en la consciencia de los integrantes panistas de esas clases sociales para apoyar a Riquelme en 2014 y ahora, con Manolo Jiménez en 2023?

Tres cosas: valoraron la capacidad de Riquelme para gobernar Coahuila con creces a pesar de los embates cuatroteistas. Minimizaron las capacidades partidistas del PAN para ganar las elecciones, porque al igual que su referente nacional, hizo poco o nada para reinventarse. Y modificaron su consciencia, para transitar de una preocupación moral o ética con la megadeuda, presente en 2017; a una relacionada con la seguridad personal, familiar, patrimonial y pública en 2023.

¿Qué le resta hacer al PAN estatal? Reflexionar con sentido autocrítico para reinventar su narrativa e identidad partidista.

Nota: El autor es director general del ICAI. Sus puntos de vista no representan los de la institución

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