Ramas de olivos: el símbolo de la paz y Gaza
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Que la vergüenza siga cayendo como velo sobre nuestros rostros mientras los campos palestinos no pueden ser cultivados
Las ramas de un olivo delgado y alto se balancean a la entrada de la casa de mi madre, Agripina. Ella lo plantó hace más de 30 años. Hace un tiempo tomamos algo de sus ramas que viajaron con nosotros a Saltillo. Mi hija comenzó a agregar algunas hojas a los caldos. Yo empecé a hacer lo mismo y no hablamos de esto. En silencio, sabemos que agregamos la idea de la paz, una idea que además se acompaña de resultados evidentes: tiene antioxidantes y reduce la presión arterial, entre otras cosas.
Ahora estoy preparando un potaje en la olla de presión antigua que también mi madre me regaló y que funciona perfectamente. Sigo cavilando en la paz al agregar las hojas. Recuerdo el ritual inicial de mi hija Andrea esparciendo las hojas secas del olivo en el caldo. Primero viene a mi mente la historia bíblica del gran diluvio, cuando Noé recibió de regreso a una paloma con una rama de olivo en el pico, convirtiendo este momento en un símbolo de la esperanza, la renovación y la paz para que la vida sea. Pero esfumo rápidamente este recuerdo por sus implicaciones de guerra también, ahora que la Biblia es usada como pretexto para matar niños y, en general, a todos los palestinos que viven en Gaza, o aniquilar incluso también olivos que representaban fuentes de sustento para los palestinos, pues un árbol puede proveer más de dos mil olivos. Cada árbol produce hasta 9 kilos de aceitunas, dos litros de aceite que se emplea para cocinar, como medicamento por sus propiedades, o bien, como combustible. Es por ello que el ejército israelí han destruido más de dos mil olivos palestinos desde 1967.
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Mejor me voy más atrás en el tiempo, a un tiempo sin la idea de este Dios sangriento por el que se mata a millones de personas. Me voy a Grecia y su vida politeísta. El vocablo griego Eirene significa paz y a la vez era el nombre de la diosa de la paz, Eirene. El olivo era uno de los atributos de esta diosa que representaba abundancia y toda victoria sobre los malos espíritus. Recordemos que en las batallas entre Roma y Grecia se intercambiaban ramas de olivo como ofrecimiento de paz.
¿Por qué ramas de olivo para demostrar la voluntad de paz? Porque las actividades de la guerra, que son la muerte y la destrucción, no permiten que el hombre se dedique a las actividades de la vida, como lo es cultivar olivos y otros frutos de la tierra. La idea entonces de la paz aquí es resultado del cuidado de la vida social que incluye los procesos agrícolas. Por tanto, Eirene imperaba no sólo como diosa de la paz, también era considerada amiga de las fiestas, las cuales tampoco se pueden dar en contextos de guerra.
Y aquí conviene decir que “no hay paz sin justicia y buen gobierno, no hay buen gobierno sin paz y sin justicia, no hay justicia sin paz y buen gobierno”. Esta es una cita del libro “Las Mujeres y la Paz en la Historia. Aportaciones desde el Mundo Antiguo”, que escribiera Cándida Martínez López.
Hoy los señores de la guerra, en Gaza y en los territorios cercanos, apoyados por todos los intereses económicos de empresas, corporativos y gobiernos enteros, son parte de esa degradación que se esparce en todos los países y que además ha sumado al resto para consumir noticias como píldoras de un espectáculo que es la ausencia de paz o de Eirene, como un circo en tiempo real en donde ya no hay cabida para la dignidad humana, sólo para los indecibles monstruos que son los señores de la guerra y todas sus emisarias y emisarios.
Que la vergüenza siga cayendo como velo sobre nuestros rostros mientras los campos palestinos no pueden ser cultivados, mientras Israel mata a quienes cultivan, a quienes cuidan vidas y a los frutos más tiernos, que son todos los niños palestinos, los cuales para el Estado israelí son menos que animales porque no son judíos y sionistas, y por ello merecen la muerte.