Regreso a clases más fuertes
COMPARTIR
TEMAS
El regreso a clases siempre ha sido una emoción muy especial cada año. Ver a nuestros compañeros y amigos, conocer al maestro o maestros nuevos, estrenar los nuevos útiles escolares, salón, pupitre y aprendizajes nuevos son algunas situaciones novedosas con las que el cerebro se llena de ilusión y motivación. Desafortunadamente, estos acontecimientos de alegría duran muy poco y a la segunda o tercera semana de clases nuestros hijos ya no desean ir. Sin embargo, ¿cómo podemos fortalecerlos para que este inicio de clases sea exitoso para nuestros hijos?
La mayoría de nuestros hijos ha vivido situaciones complejas y difíciles por la pandemia: pérdida de trabajo, miedos, enfermedades, ansiedad, aislamiento social y hasta fallecimientos de familiares y amigos. Esto les ha afectado negativamente su estado emocional. Es importante entender cómo ayudarlos en casa y escuela. Pero, ¿cómo? En la casa necesitan padres equilibrados emocionalmente con gran tolerancia a las frustraciones y una gran capacidad de escucha hacia los hijos. En la escuela, maestros sensibles a la fragilidad emocional de sus hijos y con capacidades de empatía, comunicación y canalizar positivamente situaciones de crisis de convivencia social.
Es muy importante reconocer que muchos de ellos han perdido la oportunidad de asistir a eventos sociales o académicos importantes como graduaciones, cumpleaños, aniversarios o reuniones con amigos. Estos eventos han provocado en muchos de ellos frustración, tristeza, miedo y ansiedad. Por ello es importante crear ambientes de expresión emocional. Enseñarles a expresar su “Yo” emocional: “Me he sentido muy triste y frustrado porque no puedo ir a entrenar fútbol soccer con mis amigos”. Recordemos que desde el momento en que ponemos nuestras emociones en palabras ya resolvimos el 70 por ciento del problema. Cuando verbalizamos nuestras vivencias, no solamente nos ayuda a organizar nuestras ideas y encontrar las mejores soluciones, sino, además, encontramos caminos más fáciles para regular emociones.
El optimismo es una de las cualidades más importantes que nuestros hijos deben demostrar. Como Kahlil Gibran dijo una vez: “No importa que tan grande sea la tormenta, el sol siempre saldrá detrás de las nubes”. En la pandemia no todo fue negativo. Necesitamos enfatizar a nuestros hijos que el aislamiento nos ayudó adquirir una nueva habilidad o pasatiempo, nos dio más tiempo con la familia y apreciamos los momentos de paz y tranquilidad sin la necesidad de vivir constantemente en movimiento. Es importante enseñar a nuestros hijos a ser agradecidos con cada una de las experiencias vividas y apreciar cada instante. En momentos de la comida, o en clase, invitemos a nuestros hijos y alumnos a compartir estas vivencias con gratitud y optimismo.
Ante situaciones complejas y difíciles la resiliencia les ayudará a enfrentarlas con valor y vencerlas. La resiliencia se define como la habilidad de levantarse después de una adversidad, fracaso o carencia y seguir luchando hacia adelante. Podemos presentar a los muchachos ejemplos de vida de deportistas, artistas o hasta familiares que ante una gran dificultad de la vida vencieron los obstáculos para continuar con su camino hacia el éxito. Los modelos de vida impulsan en todos nosotros que sí se puede a pesar de los tropiezos. Como lo mencionó el psiquiatra judío Viktor Frankl, sobreviviente del holocausto en la Segunda Guerra Mundial: “Cuando ya no somos capaces de cambiar una situación, nos enfrentamos al desafío de cambiarnos a nosotros mismos”. La adaptación se esencial para sobrevivir como lo afirmó el biólogo inglés Charles Darwin. Ser flexibles para adecuarnos a los nuevos desafíos es clave para vencerlos y encontrar la felicidad.