Rompiendo las cadenas

Opinión
/ 2 octubre 2021

—Usted tiene la obligación de ejecutar esa cirugía, ese aborto –le exige un jefe del departamento de ginecología a otro médico de la misma institución.

—No voy a ejecutar ese aborto.

—¿Por qué? –le responde su jefe.

—Porque mi conciencia personal me lo prohíbe. Hice un juramento de cuidar, cultivar y salvar la vida, y eso que me pide, es un asesinato. Matar la vida de otro ser de cuya salud y existencia soy responsable.

Este es un diálogo muy simple pero no es falso. Es una respuesta llamada “objeción de conciencia” que se pretende debatir a partir de la ley y de la autoridad institucional. Pretende encarcelar a la conciencia personal del médico en el orden legislativo, sin tomar en cuenta que todo el proceso legal está subordinado al proceso de la conciencia humana.

Este acontecimiento de poner en los reflectores la conciencia humana, tan reprimida y silenciada por el debate político, social, mediático, económico y hasta religioso, está gritando sus sentencias de lo verdadero y lo falso (las mentiras, las medias verdades y las realidades de progreso/deterioro), y sobre todo de lo bueno y de lo malo, hoy tan confundido que el robar y matar se ha hecho tan cotidianos como una película inocua y divertida de cowboys.

El supuesto debate legal del derecho a la “objeción de conciencia”, es una manifestación de una conciencia ética que ha sido tan diluida en la indiferencia social que no ha provocado ninguna reacción significativa en la sociedad, ni en la política, ni en el mundo empresarial, educativo o religioso.

¿Será que el juicio ético de “lo bueno y de lo malo” no sólo ha desaparecido de la conciencia, sino que la misma conciencia humana ha dejado de tener vigencia ante tantas atrocidades, crímenes, genocidios, hambrunas y muertes de inocentes? ¿La conciencia social ha perdido su autoridad ontológica, existencial de tal manera que se ha convertido en un perro desmolado que no ladra ni muerde porque lo han condicionado a lamer las manos de los asesinos?

Hoy es “2 de octubre”. Conmemora la erupción de la “conciencia democrática” que provocó las manifestaciones y el movimiento, que a pesar de la represión criminal, logró denunciar el mal gobierno y encender la esperanza de una vida democrática.

Para mañana domingo se anuncian grandes manifestaciones para proclamar la importancia y la trascendencia de la vida y de la mujer. Son protestas ciudadanas que nacen de la conciencia humana que no quiere permanecer silenciada y sumisa. Son multitudinarias “objeciones de conciencias” que no quieren ser encarceladas por leyes y leguleyos que subordinan de manera perversa la conciencia de la dignidad y de la libertad personal de la ciudadanía a legislaciones injustificadas y vacías de argumentos veraces.

Es imposible encarcelar tanto a la conciencia como a la libertad. Rompen todas las cadenas.

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