Rubén Moreira: entre el Tren Maya tangible y el Metrobús Laguna imaginario
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¿Por qué no habla del Metrobús, Rubén? ¿Dónde están los millones de pesos invertidos? La crítica política es válida, pero exige congruencia
En días recientes, el diputado federal plurinominal del PRI, Rubén Ignacio Moreira Valdez, apareció en redes sociales con un video en el Tren Maya. En la grabación, se observa a Moreira en vagones aparentemente vacíos, mientras lanza críticas por el costo del servicio y cuestiona los ingresos del proyecto federal.
Hablar del transporte del sur del país era una buena oportunidad para recordar el transporte que Rubén prometió en el norte, pero no construyó. Moreira omitió esa reflexión en su mensaje, pues durante su administración como gobernador de Coahuila se anunció con bombo y platillo el Metrobús de La Laguna, un sistema articulado que prometía transformar la movilidad en Torreón y sus alrededores. El proyecto, que implicó una inversión cercana a los 3 mil millones de pesos, jamás fue concluido. Ni autobuses, ni estaciones funcionales, ni rutas integradas. Sólo restos de una promesa incumplida y la sospecha persistente de que el dinero se esfumó en la niebla de la opacidad.
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Mientras Rubén Moreira se indigna por una obra que –según los datos oficiales del gobierno federal– ha transportado más de 1.3 millones de pasajeros, lleva más de 7 mil viajes realizados, tiene 34 estaciones operativas, índices de satisfacción ciudadana de 98 por ciento y contribuciones reales al desarrollo turístico, económico y social del sureste del país, nada ha dicho sobre los millones que se invirtieron en Coahuila y que no han generado beneficio alguno para la ciudadanía lagunera.
La crítica del diputado se basa en imágenes parciales: trenes vacíos, estaciones silenciosas, recorridos fuera de hora pico. Pero los datos dicen otra cosa: aumento del 74 por ciento en la demanda diaria, rutas consolidadas entre Mérida, Cancún y Playa del Carmen, y una tarifa de 18 pesos con descuentos de 50 por ciento a estudiantes, adultos mayores y personas con movilidad reducida. Además, se han desarrollado paquetes turísticos comunitarios, mejorado la ocupación hotelera del sureste y rehabilitado caminos rurales como parte del impacto regional del proyecto. Es decir, mientras el Tren Maya avanza, el Metrobús se quedó enterrado en el desierto de las obras fallidas de Coahuila.
La ciudadanía tiene memoria. Por eso, tras la publicación de Moreira criticando el Tren Maya, la gente de Torreón aprovechó para cuestionar –con toda razón– al exgobernador a través de videos en redes sociales: ¿Por qué no habla del Metrobús, Rubén? ¿Dónde están los millones de pesos invertidos? ¿Dónde están los resultados? ¿Dónde está la rendición de cuentas?
No sólo ciudadanos han cuestionado el Metrobús Laguna que nunca llegó. En 2022, el exdiputado local Rodolfo Walss protestó por el incumplimiento del proyecto que llamó “Fraudebus”. ¿Qué pasó? En un acto autoritario, lo arrestaron. A todos estos cuestionamientos públicos tendrían que estar respondiendo Rubén Moreira y Miguel Ángel Riquelme, ambos exgobernadores y ahora autoexiliados en la Ciudad de México.
Al final hay algo profundamente preocupante en este doble discurso tan normalizado en el viejo régimen: quienes deberían rendir cuentas por sus propios fracasos usan su cargo actual para desacreditar lo que sí se ha logrado en otros territorios. La crítica política es válida, pero exige congruencia. No se puede exigir transparencia cuando se ha administrado en la opacidad. No se puede hablar de despilfarro cuando se arrastran promesas incumplidas que han costado miles de millones de pesos a las y los coahuilenses.