Saltillo: el ‘derecho al festejo’, debe tener límites claros

Opinión
/ 22 septiembre 2023
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Los latinos formamos parte de una cultura con propensión ‘natural’ por el festejo y la celebración ruidosa. Pero esa propensión necesita ser moderada en aras de la sana convivencia con nuestros vecinos

La interacción humana en las zonas urbanas genera, de forma necesaria, conflictos entre vecinos. Las causas de estos son múltiples pero también deben serlo las herramientas para resolverlos de forma civilizada porque de la buena vecindad depende, en gran medida, la paz social.

De acuerdo con los resultados de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), realizada trimestralmente por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) -y publicada en agosto pasado-, los saltillenses encabezamos, a nivel nacional, la lista de quienes más conflictos tenemos entre vecinos en todo el país.

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El dato se complementa con la estadística proveniente de los reportes que se hacen llegar a las autoridades de seguridad pública municipal a través de los grupos de WhatsApp que monitorea la dirección de Comités Ciudadanos de Seguridad de la Comisaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana de Saltillo: la mayor parte de las quejas manifestadas a través de dicha herramienta se refieren al ruido excesivo generado en viviendas.

Según lo ha dado a conocer Luis Fernando López, titular de la referida Dirección, al mes se reciben unos 500 reportes de este tipo en la Comisaría de Seguridad Pública de Saltillo, aunque se atiende menos de la mitad de estos. La razón de ello es que no se cuenta con la suficiente capacidad humana para atender la totalidad.

En una escala de seguridad, pues siempre va a estar hasta arriba (la atención de) la violencia contra la mujer, violencia intrafamiliar, un robo en proceso, una riña, etcétera, y en el último escalón, sin minimizar el problema, va a quedar el vecino ruidoso que no es un tema propiamente de seguridad, sino que es un tema cultural”, ha señalado el funcionario.

¿Qué tanto debiera preocuparnos el hecho de que un número creciente de habitantes de nuestra ciudad se queje del ruido que hacen sus vecinos por la noche? En primera instancia es probable que muchas personas respondan a esta pregunta señalando que el ruido producido por reuniones en domicilios particulares “es parte de nuestra cultura”.

Sin duda lo anterior es cierto: los mexicanos, como parte de la cultura latina, tenemos una propensión “natural” por el festejo, la algarabía y la celebración de todo tipo de acontecimientos de forma ruidosa.

Sin embargo, el ruido excesivo forma parte de las múltiples formas de contaminación que padecemos quienes habitamos las zonas urbanas y por ello debe ser regulado. O, para decirlo en otras palabras, todos tenemos que “reeducarnos” en esta materia.

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Sin renunciar a nuestra propensión festiva es necesario que hagamos un esfuerzo colectivo por respetar el derecho de los demás al descanso, la tranquilidad o el silencio y eso implica que moderemos el ruido que producimos cuando nos reunimos por cualquier motivo.

Todos tenemos derecho a la algarabía y el festejo. Pero ese derecho termina donde comienza el de nuestro vecino al reposo. Asumirlo es indispensable para la sana convivencia.

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