Saltillo, lo que defiende del frío, defiende del calor, dice el refranero
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Sabido es que los refraneros recogen el saber popular y, por tanto, es bueno recurrir al nuestro, al castellano, seguros de que en su sapiencia encontraremos entendimiento y explicación ante situaciones y hechos que desconciertan o que causan curiosidad. Tal sucede con esta ola de calor que atosiga y no cede.
Siempre es lo mismo. Cuando hace frío, añoramos el calor y lo invocamos; cuando sentimos los primeros embates del calor nos quejamos. En plena canícula añoramos el frío. En los últimos años, frentes fríos fuera de tiempo y calurosas oleadas le han dado “una desconocida” al clima de Saltillo. Esta primavera ya sufrimos indecibles calores, adelantados, porque aún no entra el verano, y mucho menos la canícula, en el que aumentan la temperatura, el aire excesivamente caliente, el cielo despejado y la falta de lluvias. Usanza antigua era la de poner el adjetivo “climatérico” para referirse al tiempo con temperaturas inusuales, haciendo alusión quizás al estado previo a la menopausia femenina, que se llama climaterio, y en el que la mujer sufre cambios físicos y de humor que la desestabilizan.
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Así está nuestro clima y todos nosotros, climatéricos y malhumorados por las altas temperaturas. Sólo muy temprano en la mañana puede sentirse algo de fresco, y quizá en la noche ya muy noche, aunque nuestras casas se conservan calientes por el inclemente sol. ¿Qué será de nuestras ciudades que de por sí son calurosas en esta temporada? Monclova, Sabinas, Rosita, Múzquiz, Piedras Negras, Acuña, Torreón, Cuatro Ciénegas? Están sufriendo un poco más calor del que normalmente sufren, con la diferencia de que Saltillo y las localidades a más de mil 500 metros sobre el nivel del mar, no están preparados para vivir estos calores.
Las autoridades educativas se han visto en la necesidad de suspender clases durante las horas más calurosas para proteger a los niños y pedirles que continúen sus clases en línea para cubrir el horario del día, cumplir el calendario escolar, culminar el periodo de exámenes y cerrar con éxito el ciclo escolar. Las noches saltilleras eran muy frescas hace tres o cuatro décadas y durante el día la temperatura no era tan alta. A mediados del siglo 20 se anunciaba Saltillo como una ciudad cuyo clima era no sólo agradable, también se decía propicio para curar ciertas enfermedades, por su fresco y su humedad. Ambas hoy perdidas. El fresco de las madrugadas ya no se ha dejado sentir, el calor en el día es sofocante. Por otro lado, se anuncia esta temporada como particularmente calurosa. Se dice que en algunas regiones de Coahuila subirán los termómetros a casi 50 grados. ¡Casi el infierno!
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Muchos atribuyen el demasiado calor a la proliferación de construcciones y la instalación de industrias. Eso, dicen, cambió las afecciones atmosféricas que otrora caracterizaban a nuestra ciudad, que tenía un riguroso invierno y un aire siempre fresco el resto del año.
En la década de los cincuenta del siglo pasado se veía a la orilla de la carretera a Piedras Negras un panorámico que publicitaba a la ciudad con estas frases, unas en inglés y otras en español: “Saltillo la ciudad del aire acondicionado. Clima ideal. Una milla más arriba entre las nubes”. A un lado de la leyenda, una imagen de la hermosa Catedral de Santiago destaca sus altas torres recargadas sobre las nubes en un cielo limpio y casi transparente, característica constante del paisaje saltillense, y al otro lado un trazo de la carretera marcaba las millas de distancia entre cada una de las ciudades por las que pasaba. Durante muchos años, la publicidad turística usó el eslogan “Saltillo, la ciudad del aire acondicionado”, y atrajo a muchos viajeros del sur de Estados Unidos y las poblaciones norteñas mexicanas que en verano se ahogan de calor. Hoy, no es más la ciudad del aire acondicionado. Hoy debemos prepararnos para un verano extremadamente caluroso. Sigamos el consejo del refrán: “Lo que defiende del frío, defiende del calor”. Cierre puertas y ventanas en las horas del calor más fuerte. En la noche ábralas al fresco. Porque no es cierto que la inflación cede y los recursos no alcanzan para climatizar escuelas, casas y oficinas.