Saltillo sufre la peor sequía de su historia y ese hecho demanda atención urgente

De acuerdo con datos del Monitor de Sequía de México (MSM), un instrumento diseñado por la Comisión Nacional del Agua para determinar la evolución de este indicador, Saltillo ha reportado, durante 18 meses consecutivos, algún grado de sequía, lo cual constituye la peor racha de la historia desde que existen datos de este tipo.

El MSM reconoce cinco niveles de sequía que van desde el “D0” (anormalmente seco), hasta el “D4” (sequía excepcional). En el último año y medio, Saltillo se ha ubicado entre el nivel D0 y el D2 que implica “sequía severa”.

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Esto implica, entre otras cosas, que el nivel de lluvias que se registra en nuestra región es mucho más bajo de lo normal. Un dato puntual en este sentido, es que el trienio transcurrido entre 2020 y 2022 es el primero en que durante cada uno de esos años se registraron dos meses con cero milímetros de precipitación pluvial.

En otras palabras, lo que los datos nos confirman -una vez más- es lo que múltiples especialistas han venido advirtiendo desde hace tiempo: la sequía es una característica permanente de nuestra región que no hará sino agravarse con el tiempo y por ello demanda acciones urgentes.

Porque la sequía se traduce en un hecho puntual: menor disponibilidad de agua para sus doméstico, industrial y agrícola. Y tal circunstancia, sostenida en el tiempo conducirá, más temprano que tarde, a un escenario de crisis porque la demanda no podrá ser satisfecha.

Para decirlo con mayor claridad aún: las condiciones naturales de nuestra región nos colocan en la posibilidad de sufrir una crisis como la registrada en año pasado por quienes habitan la zona metropolitana de Monterrey. Evitar tal escenario, sin embargo, es posible.

Los instrumentos para impedir que ese destino nos alcance, lo han dicho múltiples voces, existen y se encuentran a la mano: son las herramientas de planeación a mediano y largo plazo y la asunción de decisiones relacionadas con la gestión del agua y el crecimiento urbano.

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Identificar el límite del crecimiento de nuestras ciudades constituye, en ese sentido, el primero paso ineludible.

¿Cuántos habitantes más puede recibir la zona metropolitana de Saltillo? ¿Hemos alcanzado ya ese límite? ¿Estamos cerca de él? Se trata de preguntas que deben ser respondidas con urgencia para, a partir de esas respuestas, dar los siguientes pasos: imponer una veda al crecimiento de la ciudad y desplegar las estrategias necesarias para impedir que éste ocurra de forma irregular.

Ignorar las advertencias que se acumulan constituye un grave error, se ha dicho en repetidas ocasiones y quienes tienen la responsabilidad de diseñar y poner en prácticas las políticas públicas en materia de desarrollo urbano tendrían que tenerlo claro.

Porque la sequía no es un mito sino una realidad palpable y cercana que todos los días enciendo focos de alerta que es imposible dejar de ver.