Sistema eléctrico nacional: es incomprensible su ineficiencia

Opinión
/ 9 mayo 2024

Decenas de instalaciones generadoras de electricidad se encuentran paradas en el país mientras la primera ola de calor ha puesto en jaque el sistema eléctrico del país

El incremento en la demanda de energía eléctrica en el país ha provocado que el Centro Nacional de Control de Energía (Cenace) declare el “estado operativo de alerta”, lo cual implica la realización de cortes del suministro en diversas entidades del país. Se trata de una realidad que resulta difícil de comprender en un país como el nuestro.

En primer lugar es necesario apuntar que la ocurrencia de apagones, cuando apenas estamos ingresando a la temporada de calor, invita a suponer que tal situación no hará sino agravarse en las próximas semanas y meses, conforme las temperaturas promedio se eleven en el territorio nacional.

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En segundo lugar debe señalarse que el discurso gubernamental se ha centrado, a lo largo de los más de cinco años de este sexenio, en afirmar que “se ha rescatado” la industria eléctrica del país y se han realizado acciones para asegurar que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) tenga plena capacidad para generar y suministrar el fluido necesario en todo el país.

Una de las últimas acciones relevantes en este sentido fue la adquisición, a un costo de 6 mil 200 millones de dólares, de 13 plantas generadoras de electricidad a la empresa española Iberdrola. El Gobierno de la República incluso calificó este hecho como “una nueva nacionalización” de la industria eléctrica.

Antes de ello, el Gobierno Federal impulsó cambios en la legislación que permite a entes privados la generación de electricidad y su adquisición por parte de CFE. Tal medida implicó sacar de operación diversas plantas de generación que operan a partir de fuentes renovables. Esto implica tener un sistema eléctrico en crisis con decenas de plantas generadoras paradas.

Así, la realidad se impone hoy al discurso gubernamental y nos indica que las acciones implementadas en este sexenio no han logrado apuntalar un modelo de producción y distribución eléctrica que garantice el suministro requerido en todo momento... a pesar de contar con toda la infraestructura para ello.

Hoy incluso se ha recomendado a la población, frente a la ola de calor que azota el territorio nacional, que no se utilicen ventiladores o aparatos de aire acondicionado para no contribuir al colapso de la red.

Nadie puede estar en contra de que nuestro país sea capaz de producir la energía que requerimos a través de la empresa pública creada para ello. Tampoco se puede estar en contra de que el modelo de generación y distribución atienda a los intereses de la sociedad, en oposición a la sola producción de ganancias económicas para entes privados.

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Al mismo tiempo, sin embargo, lo que se demanda es que el modelo funcione, es decir, que produzca la energía necesaria para que cada familia pueda contar en su hogar con el servicio y para que la industria opere en condiciones óptimas.

El problema es que eso no está ocurriendo y la fórmula desplegada por este gobierno se manifiesta, cada vez con mayor claridad, como ineficiente para producir los resultados prometidos. Se trata de una realidad difícil de comprender y, mucho menos, aceptar.

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