Tipología ante el sufragio
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No. No hay fotos en la boleta electoral.
Solo hay colores y letras. Siglas y nombres. Se da una tipología interesante en las actitudes de quienes van a la casilla a participar en el sufragio.
Hay siglas de partidos. Los votantes “literales” reconocen las siglas de su partido y eso les basta. Ahí dejarán el trazo que da el mandato. Será su voto una unidad en el conteo para encontrar la mayoría que señale lo que venció a lo demás.
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Otros, los “nominales”, buscarán nombres para preferir a quien los atrae. Los “memoriosos” recordarán propuestas y dejarán su trazo en el nombre del candidato que las presentó.
Los “originales” se irán al lugar vacío para escribir el nombre no registrado; pero que corresponde a su decisión.
Algunos “equivocados” preparan inconscientemente la anulación de la boleta porque no vieron el reverso, en que debieron estar las letras del INE y no fueron a reclamar una boleta auténtica.
Los “olvidadizos”, después de hacer larga fila, advierten que olvidaron en casa su tarjeta electoral y se quedan sin votar.
Los “titubeantes” cruzan siglas y logotipos de partidos que no están en coalición y desperdician su oportunidad.
Los “abstemios” cometen el pecado de omisión porque quieren ver a un inexistente candidato perfecto y se les va el tren, suicidando su ciudadanía.
PLANO REGULADOR
Aquel Uruchurtu diseñó plazas arboladas para la capital. Y después se trazaron los amplios ejes viales. Y el De-Efe llegó a ser CDMX.
Es cierto que se pueden quitar baches y remendar cuarteaduras: pero renovar la carpeta asfáltica es lo mejor. Puede lograrse que la pavimentación de todas las calles y avenidas, bulevares y hasta callejones esté impecable.
Lo máximo es el plano regulador de toda la ciudad. Ahí está plasmado un ideal urbano. Se va llegando a él poco a poco a poco, con avances secuenciados. Cada nuevo alcalde sabe a dónde se quiere llegar y cómo ir equilibrando lo funcional horizontal con lo vertical bien situado.
LO PROPIO
Cada ciudad tiene su estilo y su personalidad.
No todo le va bien. Su crecimiento y modelación no ha de ser caprichoso y arbitrario. No solo los pueblos tienen su magia. También las ciudades tienen escondido su milagro.
Un equipo de expertos en urbanización puede evitar burbujas inconsistentes -como ese Dubai “futurista”, inundado y envuelto en tsunamis de arena del desierto- y captar la peculiaridad de este valle norteño, rodeado de montañas, con su milla de altura y su pequeño y terco salto de agua, que no es chiquito sino chiquillo...
EL CALORCILLO DE MAYO
“Ya viene el tiempo de huracanes”, afirma Memo. “Sí” concede Emma “En mayo hemos tenido, en otros años, días de niebla”.
Memo toma un sorbo de su nieve de yogur y comenta: “Todo clima es disfrutable cuando puedes evitar extremos. El calor es vida y hay muchas maneras de graduarlo. Por la ropa ligera, por la ventilación, por lo refrescante, por la ducha de agua fría...”
“Yo -en la noche- nomás una sabanita y ya” explica Emma, terminando su cono de nieve, “hay otras partes en que el clima anda por encima de los cuarenta grados a la sombra. Pero aquí nos ayuda mucho la sierra”. “Si, Emma, y este año san Isidro nos quedó debiendo la lluvia...”
Se van yendo, riendo y siguiendo la plática al caminar...