Todas las hojas son del viento

Opinión
/ 10 septiembre 2022
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Murió ‘Marciano’ Cantero, líder y fundador de Enanitos Verdes, una de las bandas de rock más trascendentales de América Latina, icono y dueño de una sensibilidad excepcional y referente del rock en español. Cuando me enteré de su muerte, de pronto se agolparon los recuerdos de un Saltillo y México, que jamás regresarán, la década de los ochenta cuando por primera vez supe de Enanitos Verdes a través de la estación de radio 94.7 de la banda de FM que programaba música sin anuncios las 24 horas. Cuando los límites de la ciudad hacia el norte terminaban en la glorieta de Venustiano Carranza; el Periférico Luis Echeverría se recorría en dos carriles; existía y funcionaba el mítico reloj de la Ford y la ciudad era dividida por las vías del tren en Emilio Carranza. Las fuentes de empleo eran en aquel tiempo General Motors, la International Harvester y el Grupo Industrial Saltillo.

Cuando los jóvenes asistíamos al bar la Vaca Pinta que cerraba hasta las ¡12 de la noche! y comíamos en las desaparecidas Giovanni pizzas, las MM o La Posta.

No fallaban los paseos por la de “Victoria”, reunirse afuera del Martin’s y como muy pocos amigos tenían carro, caminar era un ejercicio frecuente, y lo hacíamos sin el miedo de sufrir un levantón o de quedar en medio de una balacera. El terror máximo lo ejercían algunos alumnos de la Narro, cuya máxima provocación era gritar algún improperio a las jovencitas desde las ventanas de sus camiones, un juego de niños en la actualidad. Saltillo y México eran lugares seguros, y nuestra única preocupación era sólo vivir la vida con intensidad. Muchos años después fue retirado del bulevar Venustiano Carranza, frente al Tec de Saltillo, un anuncio que informaba a los visitantes la población total de la ciudad: 280 mil habitantes.

En el Saltillo de los años ochenta, dominado hasta entonces por hipnótica música de rondallas, surgieron grupos de rock en español de gran calidad. De los mexicanos destacaban Caifanes, Cecilia Toussaint, El Tri, Bon y los Enemigos del Silencio, Kenny y los Eléctricos, Los Amantes de Lola, Maldita Vecindad, Botellita de Jerez y Sombrero Verde, hoy Maná.

La invasión extranjera estuvo a cargo de grupos españoles como Hombres G, que con David Summers gritaba a su rival de amores “Sufre Mamón”. A ellos siguieron Nacha Pop, Mecano, El Último de la Fila, Radio Futura, La Unión, Toreros Muertos y su “Agüita Amarilla” y Duncan Dhu.

Después de los españoles llegaron los argentinos como Miguel Mateos, Fito Páez, Charly García, Andrés Calamaro, El “Flaco” Spinetta, los Fabulosos Cadillac, por supuesto, Enanitos Verdes, y Soda Stereo con Gustavo Cerati, quien no murió, sólo sueña el sueño de la vida.

Hay un dato poco conocido de una tragedia que Enanitos Verdes sufrió en Saltillo. Ocurrió un 8 de mayo de 1988, durante una gira por México viniendo de Zacatecas, un accidente automovilístico donde se vio involucrado el autobús del grupo argentino, termino con la desafortunada muerte de Roberto Cirigliano su encargado de prensa en México y a quién después le dedicaron el disco “Había una vez”. Regresaron a Saltillo el 10 de septiembre del año 2011 a un concierto en la plaza de Armas.

La música se escuchaba entonces en los prehistóricos discos LP, cuya capacidad no excedía de 12 canciones, y en casetes de 60 minutos ininterrumpidos de contenido musical, una proeza en ese tiempo. Hoy, ambos dispositivos palidecen frente a Spotify que nos programa años luz de música que de Enanitos Verdes destacaría “La muralla verde”, “Lamento Boliviano”, “Guitarras blancas” y “El Extraño de pelo Largo”, y aunque no es uno de sus más grandes éxitos, yo me quedo con una canción que me lleva a intentar entender si todo tiempo pasado fue mejor, me refiero a “Aún sigo cantando” y una estrofa inolvidable que honra una época que ya jamás volverá y que inmortaliza el talento de un músico irrepetible: “Te acuerdas qué tiempos aquellos, qué tiempos aquellos, en donde todo era un buen motivo para decir te quiero. Que le habrá pasado a la vida, que sin quererlo ya ni me acuerdo, cuando con mi viejo iba a la cancha a ver aquel Atlético. Te acuerdas del ‘Flaco’ Spinetta, cuando cantaba, todas las hojas son del viento, ahí toda nuestra filosofía que era sólo ser rockero”.

@marcosduranf

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