TRAGEDIAS E INDIFERENCIA

Opinión
/ 25 agosto 2022
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La situación era inaguantable en su hogar. Su esposa se la pasaba todo el día llorando y tenía las rodillas repletas de moretones de tanto rezarle a la Virgen de Guadalupe para que lo protegiera en su viaje. Desde hace un mes don Toño salió de su casa con la esperanza de cruzar a Estados Unidos y poder encontrar un trabajo. La mañana en que partió, se levantó cuando el sol ni siquiera había salido. Como siempre, su mujer ya tenía lista la humeante taza de café y, a un lado, dos taquitos de frijoles. Pero don Toño muy apenas probó aquel desayuno. Los nervios ni siquiera lo habían dejado dormir, sin embargo, la pobreza en que vivía su familia lo obligó a tomar la decisión de buscar en otras tierras lo que la suya le negaba.

Desde hace mucho tiempo don Toño trataba de encontrar trabajo, pero sus esfuerzos fueron vanos. En lugar de encontrar empleo, cada vez veía que eran más las personas que se encontraban en su misma situación. Un día se enteró de un joven que iba a cruzar el Río Bravo en busca de una vida mejor. Antes de que partiera, don Toño lo buscó para preguntarle cómo pensaba llevar a cabo su hazaña y fue entonces cuando se enteró de la existencia de unas personas llamadas “coyotes”, quienes cobraban sumas estratosféricas para llevar indocumentados al vecino país del norte.

Desde ese momento don Toño se dedicó a conseguir dinero prestado para poder llegar hasta Estados Unidos. A las pocas semanas tenía su cartera llena de dinero y su alma llena de tristeza por tener que abandonar su hogar y su país. Cuando se despidió de su esposa y sus hijos, de sus ojos brotaban lágrimas de dolor e incertidumbre, pues se imaginaba que quizás esa despedida podría ser para siempre. A la partida de don Toño, su casa quedó en luto. Conforme pasaban los días, las veladoras colocadas al pie de la imagen de la guadalupana fueron multiplicándose, y también la tristeza de la familia de don Toño, pues tenían ya más de tres semanas de no saber nada de él.

Sin embargo, toda la pena sentida durante un mes desapareció de súbito cuando timbró el teléfono celular que les habían prestado para que se reportara don Toño. Con manos temblorosas, ella contestó e inmediatamente reconoció la voz de su esposo, quien ya se había instalado en Houston, Texas, y trabajaba en un rancho.

Así como don Toño, cientos de miles de mexicanos y de personas provenientes de otros países de América Latina se ven obligados a dejar sus familias en busca de sustento. Ellos, además de viajar con el dolor a cuestas y con la temible sombra de la muerte, deben soportar también incontables humillaciones y abusos no sólo por parte de las autoridades migratorias tanto de México como de Estados Unidos, sino que encima son saqueados, maltratados y a pesar de que llegan a pagar más de 10 mil dólares para cruzar la frontera, viajan en condiciones infrahumanas y peligrosas.

En medio año de diferencia, México y Estados Unidos registraron en sus territorios una de sus peores tragedias en las que murieron decenas de migrantes. En diciembre de 2021, en Chiapa de Corzo, Chiapas, el tráiler donde viajaban ocultos más 200 migrantes se quedó sin frenos y volcó por ir a exceso de velocidad. En ese accidente murieron 56 seres humanos, en su mayoría guatemaltecos, dominicanos y ecuatorianos, y al menos 105 más quedaron heridos. A la fecha no hay detenidos, pese a que dicho tráiler había pasado al menos tres puntos de revisión de agentes federales y estatales sin que fuera siquiera revisado.

Por otro lado, el pasado 27 de junio un camión con más de 100 migrantes en su caja seca fue abandonado a temperaturas de calor extremas en San Antonio, Texas, lo que provocó la muerte por asfixia de 53 migrantes, 27 de ellos mexicanos. La diferencia con el accidente ocurrido en Chiapas, es que las autoridades del vecino país detuvieron rápidamente a los responsables.

El martes, para no ir más lejos, una niña murió ahogada en el Río Bravo luego de que las fuertes corrientes la arrebataron de los brazos de su madre que, desesperada, vio cómo el sueño de cruzar al otro lado, se convirtió en la peor de sus pesadillas.

Y mientras cada día miles de seres humanos arriesgan sus vidas y soportan el peor de los tratos con tal de tener algo para comer, el presidente Andrés Manuel López se regodea y asume como logro de su gobierno el aumento anual de lo que ingresa a México por concepto de remesas.

El Tirano del Palacio sólo se preocupa por su popularidad, por eso le conviene olvidar su obligación de atacar frontalmente al crimen organizado y a sus “coyotes”, y mientras ellos brindan el peor de los tratos a miles de seres humanos cada día, AMLO les envía un abrazo y les pide que se porten bien, pues de lo contrario los acusará con sus abuelitas.

aquientrenosvanguardia@gmail.com

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Nacido en Saltillo el 5 de mayo de 1975, soy hijo de Armando Fuentes Aguirre y de María de la Luz de la Peña de Fuentes. Licenciado en Ciencias de la Comunicación en el Tec de Monterrey, donde obtuve mención honorífica. Cursé estudios de Periodismo en la Pontificia Universidad Católica de Chile. Seleccionado entre jóvenes periodistas para participar en el Taller de Narración Periodística impartido por el Nobel colombiano Gabriel García Márquez y la Fundación de Nuevo Periodismo Latinoamericano. Maestro en Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid y en Letras Españolas por la UANL. Fui designado por la Facultad de Filosofía y Letras como el mejor alumno de posgrado, siendo merecedor de la medalla a los mejores estudiantes de México entregada por la SEP Federal en tiempos del Presidente Vicente Fox. Columnista de los periódicos Palabra, El Siglo de Torreón, El Siglo de Durango, Zócalo de Piedras Negras, y El Mañana de Nuevo Laredo. Director artístico de Radio Concierto, encargado de corresponsales del Periódico ABC de Madrid. Fundador y director del diario de distribución gratuita 10 MINUTOS. Director desde 2011 del Consejo Editorial del Estado de Coahuila y de los Talleres Gráficos del Estado.

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