Tres gemas del repertorio sinfónico y el virtuosismo de la OFDC

Opinión
/ 21 marzo 2025

La velada que ofreció la Orquesta Filarmónica del Desierto en su tercer concierto de la Temporada 2025, y en el marco de su X Aniversario, fue de las mejores que ha tenido el conjunto orquestal coahuilense, bajo la batuta de su director artístico, el Maestro Natanael Espinoza.

Con un programa conformado por piezas orquestales de diferente época y estilo, la OFDC abrió el concierto con la Obertura en Do mayor de Fanny Mendelssohn Hensel (1805-1847). Compuesta en 1830, esta pieza es la única obra que compuso Fanny Mendelssohn para un conjunto orquestal. La estructura está constituida por una introducción lenta, en la que dialogan las cuerdas y los alientos con un tema de placidez casi bucólica; una serie de escalas en las cuerdas da paso al movimiento rápido. En éste, estructurado en forma sonata, Mendelssohn da una muestra del dominio que había alcanzado a esa edad temprana, tenía 25 años. Sin embargo, en algunos pasajes denota una semejanza con algunas obras de su hermano Felix, y algunas breves reminiscencias a Leopoldo Mozart.

La lectura e interpretación del maestro Espinoza fue sobria, equilibrada, respetando las dinámicas y tempi de la obra. La orquesta hizo gala de control rítmico y dinámico en todas sus secciones.

La siguiente obra del programa fue Danzas para arpa y orquesta de cuerdas, del galo Claude-Achille Debussy (1862-1918), obra compuesta en 1904 y estrenada el mismo año. La solista al arpa fue la maestra Betuel Ramírez, joven intérprete de dotes técnicas y musicales extraordinarias.

Gustave Lyon, director de la compañía de arpas Pleyel de París, encargó a Debussy esta pieza para dar a conocer la construcción de su nueva invención, un arpa sin pedales. La Danza sacra y la Danza profana, están encadenadas entre sí, sin cesura entre ellas, Debussy basó su estructura tonal en las escalas de modos antiguos, el dórico y el lidio, respectivamente.

La interpretación de la maestra Betuel fue de una precisión y limpidez sonora, sustentada en una técnica depurada. La sección de cuerdas de la OFDC realizó un acompañamiento discreto, preciso en la afinación de sus secciones. Además regaló al público un encore: Asturias, de Isaac Albéniz. En esta pieza la arpista veracruzana mostró con creces la magnitud de su arte interpretativo: sonido robusto, conocimiento profundo del instrumento y una sensibilidad singular para discurrir en las texturas transparentes del arpa de concierto.

Después del intermedio la OFDC y su director artístico ofrecieron la última obra del programa: la Sinfonía no. 5, en Mi menor Op. 64 del ruso Peter Illich Tchaikovsky (1840-1893). Compuesta en 1888 y estrenada en San Petersburgo bajo la batuta de su autor, la 5ta sinfonía pertenece con todo derecho al catálogo sinfónico de grueso calado. En ésta, el autor ruso, vuelca su atormentado espíritu y cuestiona al Destino a lo largo de los cuatro movimientos de la obra. Se le considera como una obra de programa (obra programática), es decir, hay una descripción de una emoción, descrita por el autor en su cuaderno de apuntes.

Huelga decir que la OFDC discurrió con éxito por los múltiples pasajes erizados de virtuosismo rampante, de claroscuros dinámicos y sonoridades desbordadas. La firme batuta de Espinoza sostuvo todo el discurso sonoro y narrativo de la obra, logrando tanto sonoridades climáticas como pasajes de recogimiento introspectivo. Algunos de los mejores momentos de esta interpretación estuvieron en el Andante cantabile (segundo movimiento), donde el maestro Natanael logró reproducir un intenso lirismo que supo contener en los márgenes de la mesura, y el cuarto movimiento- donde el autor resuelve la interrogante de ese Destino que cuestiona con un tema recurrente que cruza y se repite constantemente a lo largo y ancho de los cuatro movimientos-, un tour de forcé que Espinoza sorteó con energía, donde el virtuosismo sublimado en esta última sección demanda precisión rítmica y sonido robusto, por decir lo menos.

En resumen, la incursión del maestro Espinoza que condujo en esta velada a la OFDC a través de este repertorio sinfónico, fue una muestra más de la madurez en el que transitan a diez años de su creación.

CODA

Apoteósica interpretación de la 5ta, nos quedamos con deseos de escuchar un encore. Lo sumamos, y demandamos, para el siguiente concierto. Bravo, OFDC.

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