¡Vamos a traernos pa’cá a la Lady Liberty!

Opinión
/ 9 julio 2022
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La noticia, estoy convencidísimo, cayó como bomba en el Salón Oval de la Casa Blanca. Y no podía ser de otra forma, pues no se ha registrado amenaza mayor a la integridad del imperio desde el fatídico 11 de septiembre del año 2001.

Como en cualquier película de Oliver Stone, Roland Emmerich o Tony Scott, de seguro había un corredero por todos los pasillos de la güest güing, así como en los búnkeres y sedes principales de la armi, la neivi, y la eirfors. Los submarinos apostados en los siete mares debieron recibir sus muy cinematográficos telegramas encriptados anunciándoles la ubicación del nivel de alerta en, mínimo, Defcon 3.

“¡Mister President!, ¡Mister President!”, se habrá escuchado gritar a un enjambre de asesores, expertos en seguridad nacional, eruditos en tácticas de defensa y toda suerte de funcionarios de todos los niveles... todo mundo tratando de ofrecer una explicación inteligible y una alternativa para evitar la conflagración.

Joe Biden debió lucir desencajado, sentirse atolondrado y ser incapaz de reaccionar con asertividad ante un embate absolutamente inesperado y contra el cual ninguno de sus caros asesores le advirtió.

¡Porque así son los ataques del súper héroe de Macuspana! Como las estrategias del mortífero abogado Kevin Lomax, el personaje encarnado por Keanu Reeves en El Abogado del Diablo: el enemigo no los ve venir...

Lección de oro para quienes menosprecian a nuestro Rey Julien del Manglar y, como ya desató el juego sucesorio, lo dan por muerto: quien deja de ver y/o escuchar La Mañanera, corre el riesgo de ser sorprendido, como el Estado Mayor Conjunto de los Estados Unidos, con la guardia baja... y cuando eso ocurre es muy difícil reponerse del ataque.

Ahora... ahora ya está todo perdido para nuestros güeros vecinos. La capital mundial de la especulación, Nueva York, pagará el precio, una vez más, por la soberbia y la falta de congruencia del Gobierno de los Estados Unidos: perderán su símbolo más distintivo.

Porque cuando nuestro Perseo de Pantano gira una orden, las huestes de la T4 -las cuales se cuentan por millones y están distribuidas en el mundo entero- se lanzan sin meditar ni titubear a cumplir el mandato divino... como zombies de los de Guerra Mundial Z.

Deben darse de santos los imperiales pecadores de haberse encontrado con un líder magnánimo y piadoso: no ordenó la destrucción de la Estatua, sino solo su desmantelamiento, es decir, la leidi de la antorcha no terminará fundida, sino solamente en calidad de monumental set de legos, en el suelo de la isla desde donde ha vigilado Manhattan desde hace casi un siglo y medio.

Y como un monumento de tal prosapia no merece como destino final el depósito del fierro viejo, aquí en este espacio permanentemente ocupado de ofrecerle soluciones al mundo tenemos una propuesta: ¡tráiganse a la Lady Liberty pa’cá!

Aquí tenemos un buen de lugares donde la chica de la túnica verde luciría bien. Desde el Paseo de la Reforma -en la glorieta esa donde todos los árboles se mueren- hasta el Paseo Montejo, pasando por un titipuchal de cerros con buena vista, no faltará dónde colocarla y salvarle la dignidad.

Además, ¿a quién puede caberle duda a estas alturas sobre el papel de nuevo faro de la libertad asumido por nuestro país, a partir del arribo de esta transformación caída del cielo hace ya cuatro años, hecho por el cual nunca podremos dar suficientes gracias?

¡Venga pues la estatua! Y ya entrados en gastos, pues vamos proponiéndole a don Biden un trato justo: nosotros mismos la desmantelamos y la emplayamos para echarla a los contenedores... total, por ahí debe andar un pelotón de soldados sin mucho quehacer.

¡Feliz fin de semana!

@sibaja3

carredondo@vanguardia.com.mx

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