Victoria’s Secret: Del brillo y la fantasía, al compromiso con la inclusión
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El Victoria’s Secret Fashion Show volvió a las pasarelas después de cinco años de ausencia, una decisión que marcó el inicio de una nueva etapa para la marca. Tras las controversias que llevaron a la cancelación del desfile en 2019, Victoria’s Secret ha optado por un enfoque más inclusivo y diverso, buscando redefinir su identidad en una industria en constante evolución. La pregunta es: ¿este cambio es genuino o una respuesta a las demandas del mercado?
El desfile, que durante décadas fue un símbolo del glamour y el lujo, comenzó a perder relevancia al no adaptarse a los nuevos estándares de inclusión y representación. Las audiencias disminuyeron, y en 2018 el programa registró su nivel más bajo de televidentes, con apenas 3.3 millones de espectadores. Esto, combinado con las declaraciones de Ed Razek, antiguo director de marketing, quien rechazó la idea de incluir a modelos trans o diversidad física, exacerbó la crisis. A esto se sumaron las demandas sociales por una representación más auténtica de las mujeres, en un momento donde el movimiento #MeToo ya había puesto de cabeza a varias industrias.
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Sin embargo, en su regreso, Victoria’s Secret ha probado adaptarse al nuevo panorama social. El desfile de 2024 no sólo incluyó una mayor variedad de modelos en términos de razas y físicos, sino que también rindió homenaje a algunas de las supermodelos de los 90, como Kate Moss, Carla Bruni, Eva Herzigova y Tyra Banks. Estas mujeres, que superan los 40 y 50 años, desfilaron con la misma confianza y gracia de siempre, enviando un mensaje claro: la belleza no tiene edad.
En un tiempo en el que cumplir 30 años era casi una sentencia para los modelos de la marca, este cambio es significativo. El desfile ya no está centrado en la fantasía inalcanzable de los “ángeles”, sino en una celebración de la diversidad y la autenticidad. Esta decisión es clave para Victoria’s Secret, que entiende que, en el entorno actual, ser relevante implica abrazar el cambio.
Un cambio importante en el show, fue la inclusión de alas para todos los modelos, rompiendo con la vieja tradición en la que sólo unas pocas eran consideradas “ángeles” de la marca. Este detalle envió un mensaje poderoso: en este nuevo capítulo de Victoria’s Secret, todas las mujeres son igualmente valoradas, eliminando la competitividad entre las modelos
En cuanto al presupuesto, aunque no se han revelado detalles exactos, es evidente que la marca ha decidido reducir el gasto en producción y centrarse en la calidad del mensaje. Mientras que en años anteriores el desfile estaba marcado por un despliegue de celebridades y escenografías fastuosas, el enfoque ahora es más sobrio y alineado con la realidad actual. La fantasía y el glamour quedó de lado, el “Fantasy Bra” no se hizo presente.
Y quizás eso sea lo que realmente le hacía falta a Victoria’s Secret: dejar de lado el exceso y concentrarse en lo que de verdad importa. Porque, en una época donde las audiencias no sólo quieren entretenimiento, sino también autenticidad y sentirse identificados, la marca está intentando posicionarse en ese delicado equilibrio entre glamour y realidad. La inclusión ya no es sólo una palabra de moda, sino el eje de esta nueva era para Victoria’s Secret.
Una de las sorpresas del evento fue que, por primera vez, todo lo que los modelos llevaban puesto estaba disponible para la venta en tiendas y Amazon, hasta las Alas. Además, una estrategia que también se adaptó a la era digital, con la transmisión en vivo a través de redes sociales. Este enfoque muestra cómo Victoria’s Secret busca mantenerse conectado con una audiencia moderna y exigente, utilizando herramientas más contemporáneas para llegar a sus consumidores.
Aun así, la pregunta persiste: ¿será este cambio suficiente? Es innegable que marcas como Savage X Fenty han demostrado que la diversidad no es sólo necesaria, sino un factor clave de éxito en la moda actual. El desafío para Victoria’s Secret no es simplemente incluir diferentes tipos de cuerpos, sino demostrar que este cambio es auténtico y duradero. En una industria tan competitiva, adaptarse a las demandas del público es esencial, pero más importante aún es hacerlo desde un lugar de convicción.
En los últimos años, hemos visto cómo varias marcas han comenzado a reconsiderar su enfoque en torno a la inclusión, pero aún queda un largo camino por recorrer. La industria de la moda, que durante mucho tiempo dictó lo que era considerado “bello” o “atractivo”, debe ahora entender que la belleza no tiene una sola forma, color o tamaño. Este es un punto en el que Victoria’s Secret tiene la oportunidad de liderar el cambio y no sólo de adaptarse a él.
Finalmente, debemos preguntarnos no sólo qué tan lejos ha llegado Victoria’s Secret, sino también cuánto falta para avanzar en la industria. Si bien la inclusión se ha vuelto parte de las campañas de muchas marcas, ¿cuántas de ellas realmente lo ven como un valor fundamental y no como una simple estrategia para mejorar su imagen? La verdadera prueba para Victoria’s Secret será si este compromiso con la diversidad y la inclusión perdura más allá de las pasarelas y se convierte en el núcleo de su identidad como marca.
Es crucial que la industria de la moda, así como otras, entienda que la inclusión y la diversidad no es una moda pasajera ni una táctica temporal. Es una realidad que refleja los valores de una sociedad diversa y cambiante. Sí Victoria’s Secret ha aprendido esta lección y continúa por este camino, puede convertirse en un ejemplo de cómo una marca puede transformarse de manera positiva y aprender de su pasado. Pero si este cambio es sólo superficial, la industria seguirá siendo testigo de cómo otras marcas, más comprometidas con la autenticidad, ocupan el espacio que alguna vez fue suyo.