Y Coahuila, ¿cómo va, apá? (1)

Mientras desde fuera de nuestro rancho llueven pedradas, Coahuila, dentro, está en aparente calma, focalizado en las elecciones para magistrados y titulares de la Suprema Corte en 2025, las elecciones intermedias para diputados locales en 2026 y las elecciones para alcaldes, diputados federales y representantes de los circuitos judiciales del país en 2027. En 2028 habrá un ligero respiro para definir el destino de Coahuila en 2029 en las elecciones para gobernador o gobernadora.
¿Cuáles son esos pedradones? El primero: Desde el 12 de marzo pasado, Estados Unidos aplicó un arancel del 25 por ciento a las importaciones mexicanas de acero y aluminio. Esa imposición arancelaria impactó al 4.7 por ciento del total de las exportaciones mexicanas en autopartes, electrodomésticos y productos electrónicos. Con una precisión: Coahuila, Guanajuato y Nuevo León son los motores del sector de autopartes, de acuerdo con la Industria Nacional de Autopartes (INA), la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA) y la Asociación Mexicana de la industria Automotriz (AMIA).
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¿Cómo afectará a Coahuila este pedradón en el aumento de costos en las cadenas de suministro, la desaceleración del nearshoring, la baja de la inversión extranjera y la caída de las exportaciones? De entrada, el 40 por ciento del sector productivo de Coahuila (industria automotriz, industria de autopartes y de electrodomésticos) será afectado, de acuerdo con el secretario de Economía estatal Luis Olivares (MDL: 13-03-2025)
Por ello, dicho secretario se sacó de la manga una nueva gira comercial por Europa para atraer más inversiones sin descuidar la relación con “el principal socio comercial que es Estados Unidos” (Vanguardia: 26-02-2025). Y enterrar así, aquella desafortunada declaración del gobernador Manolo Jiménez cuando aseguró no creer que “EU emprendiera acciones que afectaran empresas exitosas, porque hay noticias que alarman con base en suposiciones y no en hechos reales” (Zócalo: 18-02-2025).
El segundo pedradón: En su reporte prospectivo 2025-2026, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) anticipa que la economía mexicana será la más afectada por esta lucha arancelaria con EU. Más aún, señala también que en 2025 y 2026, entre todos los países miembros de la OCDE, México será el único que tendrá tasas negativas de crecimiento: de -1.3 en 2025 y de -0.6 en 2026.
¿Cómo enfrentará Coahuila esa recesión económica que será reflejada en una desaceleración de la economía del país (consumo e inversión), unos mayores índices de desempleo e inflación y una depreciación del tipo de cambio?
Esos nubarrones económicos flotarán encima de las elecciones de 2026 y 2027, al menos, para dejar dos preguntas en el aire: La primera, ¿por qué en lugar de inventar viajes insulsos para ocultar declaraciones desatinadas, la secretaría de Economía y el gobierno estatal no optan por organizar foros de reflexión prospectiva con especialistas y empresarios afectados de las industrias de autopartes, automotriz y electrodomésticos para visualizar escenarios constreñidos por la guerra arancelaria y la recesión económica?
De esta manera, podrían calibrarse los distintos escenarios posibles -de manera proactiva- con sus respectivas acciones indistintamente de los resultados de las negociaciones de la presidenta Claudia Sheinbaum con Donald Trump y del impacto recesivo en nuestra economía.
La otra opción es no hacer nada -o viajar a Europa y declarar disparates, que es lo mismo- y esperar a que Sheinbaum ahonde, aún más, la incertidumbre del destino de las industrias de autopartes y automotriz de Coahuila bajo un contexto económico a la baja.
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Una incertidumbre, por cierto, que no solo tiene una connotación económica sino, sobre todo, política; la entrega de narco políticos (en particular, de Morena) a EU; la lucha contra la producción y distribución de fentanilo y la contención de migrantes hacia EU. De esta manera, el destino económico de nuestro estado dependerá no solo de criterios comerciales, pero, sobre todo, políticos, sin estar preparado para ello.
A menos que Claudia, en sus desencuentros con Trump, busque el equilibrio justo entre sus intereses político-partidistas y los económicos de Coahuila. Lo cual, sinceramente, dudo.
La segunda pregunta, ¿cómo afectaría esa crisis económica recesiva la lucha electoral en Coahuila en 2026 y 2027?
(Continuará)