Discos de oro, ¿La fama musical se abarata?
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La crisis en los sellos musicales ha obligado a las entidades que validan las ventas de cada disco a bajar los requisitos para ser reconocidos
CIUDAD DE MÉXICO.- La crisis que se vive en la industria discográfica es, además de un problema de fondo, uno de forma que, aunque se ha tratado de maquillar, ha dejado en franca evidencia el descenso en la venta de discos musicales.
Las nuevas tecnologías, que han vapuleado los ingresos económicos que antes engordaban las cuentas bancarias de los sellos discográficos, han obligado a las entidades responsables de certificar las ventas, tales como Amprofón (Asociación Mexicana de Productores de Fonogramas y Videogramas, A.C.) en México, RIAA (Recording Industry Association of America) en Estados Unidos e IFPI (International Federation of Phonogram and Videogram Producers) a nivel mundial, a flexibilizar los criterios que utilizan para otorgar los Discos de Oro, Platino y Diamante, reconocimientos que se entregan a los artistas con base en el número total de copias vendidas de sus materiales.
La adopción de tecnologías que permiten e incentivan el intercambio gratuito, y muchas veces ilegal, de contenidos, han provocado que las ventas disminuyan de forma drástica y con ello las entidades han tenido que reformar sus criterios de modo de hacerlos asequibles para más artistas.
La razón, al parecer, tiene que ver con una necesidad de seguir reconociendo las ventas de los artistas aunque estas se encuentren muy lejanas de los estándares que se manejaban hace un par de décadas.
En México, por ejemplo, Amprofón ha relajado tanto sus criterios que ahora basta con vender 30 mil unidades de un álbum para aspirar a un Disco de Oro, marca que antes, con producciones anteriores a 1999, se alcanzaba con 100 mil copias. Es decir, la brecha se ha reducido más de tres veces. Lo mismo ha sucedido con los Discos de Platino que han bajado de 250 mil a 60 mil unidades y con los Discos de Diamante de las 500 mil a las 300 mil copias vendidas.
Amprofón, creada en 1963 para velar por los intereses de los productores de fonogramas en México, aglutina a 70 por ciento de las compañías musicales del país y, además de ser la responsable de certificar la venta de discos, tiene como objetivo estudiar y atender los problemas que se encuentren en la industria.
Para entregar un reconocimiento, según los estatutos de Amprofón, cada disquera debe enviar una solicitud junto con el reporte de ventas para que ésta verifique los datos y, en caso de reunir los requisitos, hacerse acreedor a alguno de los reconocimientos.
El esquema se repite en el caso de RIAA en Estados Unidos, entidad que desde 1958 reconoce las ventas de los artistas en el mercado estadunidense.
"Los umbrales que tenemos en RIAA se han adaptado históricamente al mercado musical. Nuestros criterios han subido y bajado durante los últimos 50 años por lo que un mismo disco puede ser sujeto de distintos criterios", explicó Liz Kennedy, directora de comunicaciones de RIAA, cuya sede está ubicada en Washington D.C..
Sin embargo, los ajustes de RIAA aún tienen lacapacidad de hacer palidecer a los que se tienen en México. En Estados Unidos, hoy en día, se entrega Disco de Oro a aquellas producciones que superen las 500 mil copias vendidas; el de Platino, creado en 1976, se da para las ventas superiores a 1 millón de copias y los MultiPlatino para los trabajos que superen las 2 millones de unidades con ventas certificadas.
Las certificaciones de Diamante, concebidas en 1999, únicamente son accesibles para álbumes que lleguen a las 10 millones de unidades vendidas.
Evidentemente, la riqueza del mercado norteamericano ha permitido que las exigencias sean más altas. Eso y un abierto proceso de certificación han permitido que en aquel mercado las certificaciones se mantengan como un verdadero reconocimiento.
Para que un artista pueda aspirar al disco, su sello discográfico debe comprarlo, siempre y cuando el álbum en cuestión cumpla con los criterios, en alguno de los proveedores autorizados por RIAA. Con ello, además de tener un reconocimiento oficial se garantiza que el Disco de Oro o Platino se convierta en un probable objeto de colección.
Para contabilizar las ventas, RIAA trabaja de la mano de Gelfand, Rennert & Feldman, empresa responsable de auditarlas. El proceso, según explicó Kennedy, incluye calcular las unidades que se embarcan para su venta, las que se devuelven a las compañías y las que se distribuyen como medio de promoción.
En México, por el contrario, no es clara la manera en que se entregan los reconocimientos. En la práctica, y siendo un secreto a voces, se sabe que las disqueras tienen la autoridad de entregar Discos de Oro sin que sean necesariamente certificados por Amprofón y sólo tomando en cuenta el número de discos desplazados para su venta sin saber si éstos llegaron efectivamente a los consumidores finales.
Amprofón, por su parte, hace entrega de las certificaciones una vez que los discos han cumplido con sus requerimientos aunque no precisa cuál es su metodología para auditar las ventas finales.
"Cuando una disquera asociada a AMPROFON quiere reconocer a uno de sus álbumes o videos musicales por su volumen de ventas, envía la solicitud correspondiente junto con el reporte de ventas y copia del original de etiqueta (documento que contiene el detalle del producto a certificar como nombre del álbum o video musical, temas incluidos, duración, intérprete, compositor, etc.) Una vez recibida la documentación correspondiente, AMPROFON verifica que los datos contenidos en el original de etiqueta y reporte de ventas correspondan al producto mencionado en la solicitud y revisa que el volumen de unidades vendidas desde su fecha de lanzamiento cumpla con el criterio establecido", se puede leer en el sitio web del organismo.