Un Bloomsday en Dublín

Artes
/ 2 octubre 2015

Hoy se celebró en la capital irlandesa la fiesta dedicada al escritor James Joyce y su obra Ulises, quizá la novela más trascendente del siglo 20. Cientos de dublineses y turistas se transportaron al 16 de junio de 1904; fue un día de fiesta para la literatura en el mundo.

Las calles de Dublín se cubrieron de fedoras y sombreros de paja. Las corbatas de lazo y los vestidos largos de elegante caída vuelven a estar de moda un día al año en la capital irlandesa. Es un día dedicado a James Joyce y su novela más importante, Ulises.

El Bloomsday. Así se le conoce a esta celebración que cada año tiene lugar no solamente en Dublín, sino en muchas ciudades del mundo –incluida ahora Saltillo, por ejemplo.

Pero Dublín es la cuna de la festividad, y cada 16 de junio la ciudad abre sus puertas a decenas de turistas que llegan para conocer el hogar de Joyce durante su juventud, esa ciudad que el autor irlandés describe con maestría y melancolía, entre la ficción y la realidad, en la obra cumbre que se publicó en febrero de 1922.

Ulises cuenta la historia del publicista judío Leopold Bloom (de ahí el nombre de la celebración) y su paso por Dublín un 16 de junio de 1904. A la vez nos presenta a otro importante personaje, Stephen Dedalus, un bohemio y terco profesor que, según especialistas literarios, representa al alter ego joven del escritor.

Durante el Bloomsday los interesados pueden recorrer las calles y los lugares descritos por Joyce en la novela, e incluso degustar alguno de los platillos que comió el protagonista –como mollejas, corazón, vísceras e hígado. Por supuesto, la celebración no estaría completa sin los cientos de irlandeses que, entusiasmados, visten como los protagonistas y pasean por la ciudad dispuestos a realizar un viaje hacia la nostalgia dublinesa de cielos a punto del llanto y olores a comida recién hecha. La misma nostalgia que Joyce transmitió en su odisea moderna, la Odisea de Bloom.

En Dublín la celebración se extiende una semana previa al 16 de junio. Durante siete días diversas actividades se realizan en honor al escritor, la mayoría organizadas por el James Joyce Centre, ubicado en Georges Street, en una de las zonas al norte de la ciudad más importantes en la vida del autor irlandés.

Ha sido fantástico este año, platica Jonathan Creasy, profesor del Trinity College de Dublín y ayer, uno de los encargados de los recorridos del Bloomsday. Creo que la festividad está creciendo cada año. Tenemos muchos turistas que vienen al Bloomsday y también mucha gente de la ciudad que está muy interesada en la obra de Joyce.

Lecturas dramatizadas, conferencias e incluso maratones de lectura se realizan durante la fiesta literaria por excelencia en la ciudad, una fiesta que no estaría completa sin las discusiones académicas sobre Ulises. Un tema con el que gozan los escritores y los críticos literarios, añade Creasy.

Muchos escritores vienen a hablar de Joyce, porque la figura de Joyce aquí es muy importante para los escritores contemporáneos, están muy entusiasmados. Es muy interesante tener turistas interesados, pero es igual de interesante que escritores y gente del arte sigan interesados en Joyce y en discutir sobre su obra.

Entre la realidad y la fantasía

Las actividades más populares durante el Bloomsday son los recorridos a pie que se organizan para conocer algunos de los lugares emblemáticos en la vida de Joyce o en la novela.

Casas, calles y barrios que influyeron en las decisiones personales del escritor o que aparecen descritos en las páginas de Ulises.

Creasy acompaña a un grupo compuesto por unas 20 personas, la mayoría portadoras de un sombrero típico de la celebración. El profesor universitario platica animado algunos pasajes en la vida del autor, para después leer fragmentos de Ulises.

Uno de los puntos más importantes del recorrido, dice después en entrevista, es justamente el segundo que se visita, el Belvedere College, en Denmark Steet, donde Joyce pasó sus años de escuela, los cuales también fueron sus primeros años de escritura.

Muchas de las experiencias vividas en este colegio, cuenta Creasy, sirvieron a Joyce para crear el personaje de Stephen Dedalus, e incluso otros personajes que aparecen en el libro Dublineses.

Hay que recordad que Joyce vivió en Dublín sólo una parte de su vida, durante su juventud. Su escritura está basada en recuerdos, en memorias de la ciudad, dice a su público.

El profesor y sus pupilos caminan por esas calles que describe Joyce en su obra. Las mismas calles por las que Leopold Bloom caminó aquel 16 de junio en la imaginación del irlandés. Llegan a una casa de puerta amarilla –una de las famosas y coloridas puertas tradicionales en Dublín. Es la puerta de los Bloom en Eccles Steet –no la original, que conserva el James Joyce Center.

Creasy proporciona algunos datos interesantes a los paseantes. Por ejemplo, que el escritor vivió en más de 20 diferentes residencias durante su estancia en Dublín. O que la fama la obtuvo en otras ciudades de Europa y, claro, en Estados Unidos. Que debió enfrentar un juicio porque su Ulises fue considerado pornográfico y que varios países prohibieron su venta durante años.

También lleva a sus acompañantes a la casa del senador y poeta Oliver St. John Gogarty, en OConnell Street. Según relata Creasy, Joyce vivió en casa de este multifacético hombre, uno de sus más cercanos amigos y en quien el escritor puso los ojos para crear al personaje de Buck Mulligan, con el cual, incluso, comienza la primera línea de la novela.

El recorrido termina con una visita a la estatua de James Joyce en el corazón de Dublín. Sin embargo, muchos otros lugares tienen un significado especial en la obra y en la vida del irlandés.

Creasy, por su parte, considera que uno de los más importantes sitios para visitar sigue siendo Martello Tower, pequeña fortaleza ubicada en Sandycove donde actualmente se encuentra el museo dedicado al escritor.

El libro comienza en Martello Tower en Sandycove. Martello Tower es una pequeña fortaleza que fue construida en anticipación de la invasión de Napoleón, la cual nunca sucedió. Los ingleses pensaron que Napoleón iba a atacar pero nunca pasó. Construyeron varias torres alrededor de la costa y en todo el país, pero en Sandycove, cerca del mar, hay una torre ahí, y Joyce vivió ahí durante seis días en 1904; y el museo dedicado a él está ahí, así que es uno de los lugares que más le gusta visitar a la gente, finaliza.


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