Cementerios, secretos familiares y la crisis ambiental marcan la nueva novela de Jorge Comensal
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Tras una visita al Panteón de Dolores, el narrador desarrolló una historia que se desarrolla en un futuro cercano
Hace unos años Jorge Comensal acompañó a su padre al Panteón Civil de Dolores, que ocupa casi la tercera parte del bosque de Chapultepec, en la Ciudad de México. En esa incursión, en la que buscaban una vieja tumba familiar que no se había visitado en décadas, surgió el germen para “Este vacío que hierve” (Alfaguara, 2022), su reciente novela.
“No había forma de revisar los archivos, entonces había que buscar en el terreno y solo guiados por la memoria”, precisa el narrador en estrevista. Esa excursión, en la que recorrieron gran parte de lugar, se convirtió en un pretexto para que Comensal regresara al panteón, donde encontró “una verdadera maravilla de condensación histórica de todo México, no solo de la Ciudad de México sino del país entero”.
“Una vez caminando, en busca de otra tumba, me encontré con este monumento precioso y austero dedicado a Leonor Llorente de Calles, en ese momento yo no sabía quién era, luego investigué y me enteré de que era la segunda esposa de Plutarco Elías Calles, quien fue presidente de México y del PRI. Ella era una soprano que murió muy joven y a la que le correspondió un terreno bastante amplio en el panteón, donde también estuvo Calles hasta que trasladaron sus restos al Monumento de la Revolución”.
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“Su tumba fue diseñada para tener un espejo de agua frente a una estela de piedra en la cual esculpieron unas manos que protegen la luz de una vela. El espejo de agua ya no existe, pero lo hermoso es que creció en el fondo una capa de musgo que se volvió un pequeño jardín, por eso me pareció una tumba propicia para que pasaran por ahí los personajes de la novela”, detalla el autor de “Las Mutaciones”, novela traducida a una decena de idiomas.
Y si bien el Panteón de Dolores es el escenario principal del libro, los hechos se desarrollan en el futuro, en un tiempo cercano al año 2030. Un juego de temporalidad que le da un aura medio distópica a la narración, pero sin la grandilocuencia de la ciencia ficción.
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“Es un futuro tan cercano que se confunde con nuestro presente en muchos elementos. Quería que hubiera un pequeño espacio para ayudar a la imaginación del lector a hacer este pacto de credibilidad, es decir que se parece, pero no es un mundo de ciencia ficción, aunque ya hay una clonación de osos pandas. Tampoco es un mundo distópico porque sigue funcionando México y sin embargo han cambiado cosas, una de ellas es que se ha exacerbado la ocurrencia de eventos climáticos extremosos como las sequías y las lluvias torrenciales”, explica Comensal, que presentó esta novela en la pasada Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
En “Este vacío que hierve” un incendio arrasa con el zoológico de Chapultepec y afecta las tumbas del cementerio, un hecho que influirá en la vida de los personajes de la novela. Por un lado, Karina, la protagonista, busca en el panteón la verdadera causa de la muerte de sus padres, que le ha sido ocultada por años, por el otro, la hija del vigilante del lugar se convierte en una feroz activista ambiental.
“Con el incendio que imaginé y que comienza en el panteón Dolores y se extiende a todo el Bosque de Chapultepec, quería encender varias hogueras subjetivas de los distintos protagonistas de la historia. En el caso del vigilante Silverio y su hija Daeneris (cuyo nombre alude al personaje central de la serie ‘Game of Thrones’) ella siente el fuego de la preocupación justamente por la extinción masiva de especies, el sufrimiento ambiental, el deterioro de la biósfera y dado que, como su nombre sugiere, ella es madre de dragones e hija de la tormenta, se vuelve una apasionada activista de los 13 a los 15 años.
“Ella representa para mí un símbolo de esperanza del cambio de la conciencia colectiva, sobre todo de las generaciones más jóvenes. Si existiera en la realidad apenas sería una niña ahora y será una adolescente en el 2030 y espero, poniendo mi granito de arena, que cada vez sean más quienes levantamos la voz tratando de evitar la devastación ambiental del planeta. Daeneris visita el zoológico con su escuela un par de semanas antes del incendio que lo arrasó, ahí nace esta pasión, que es una de las cosas que a mí me parecen luminosas en la historia”, relata.
¡Nos urgía una #novela como 'Este vacío que hierve, de @jorgecomensal! Nos urgía por ser honda, divertida, intrigante, pero sobre todo por mostrarnos cómo se ve el #colapso ambiental al que nos dirigimos si no cambiamos el rumbo con urgencia. ¡Es un #libro imprescindible! pic.twitter.com/uyE5Shf5dA
— Eugenio Fernández Vázquez (@eugeniofv) December 29, 2022
La Ciudad de México que describe Comensal es más caótica de lo habitual, un reflejo de la confusión que invade a los personajes y que buscan algo en que creer. Karina siente que sólo si sabe la verdad de su historia familiar podrá salir adelante; Silverio, el celador del panteón, busca una conexión con su hija Daeneris, a la que no ve muy seguido.
“Estoy convencido de que necesitamos creer, necesitamos ayuda para ordenar el mundo y no solamente podemos vivir en el mundo de lo objetivo, de lo científico. Y esto queda muy patente en la vida de Karina, que es estudiante del doctorado de Física. A pesar de que ella se dedica a describir el mundo de la manera más objetiva posible, su vida interior la confronta una y otra vez con la necesidad de plantearse la existencia de seres sobrenaturales. Aunque no creamos en ellos, sí existen en nuestra mente, salen de ella y se manifiestan en el mundo de la novela de muchas maneras y ponen en crisis la visión aparentemente objetiva del mundo.
“Cada uno de los personajes tiene algún tipo de crisis espiritual y la necesidad de un sentido de pertenencia. Así como Daeneris encuentra en la radicalización ambiental una causa, un motivo, también una tribu, así la madre de Silverio, después de enviudar y estar deprimida, lo hace en la iglesia que él llama de ‘los aleluya’. A Silverio le falta eso y trata de compensarlo de muchas cosas, lo mismo a Karina. En el panteón se ve cómo mucho están haciendo nuevas formas de culto a distintos santos, a la Santa Muerte en particular, que es algo que puede ser tétrico en el contexto de crimen y violencia que hay en México. Eso sólo está ahí, en el trasfondo de la novela”, concluye.